Diario de León

LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

La búsqueda del voto judío, una prioridad para los republicanos de EEUU

Aunque Obama mantiene una amplísima ventaja, pequeños cambios porcentuales pueden ser decisivos en estados bisagra clave como Florida

El candidato republicano, Mitt Romney, baja del avión a su llegada a Cincinnati (Ohio), el miércoles.

El candidato republicano, Mitt Romney, baja del avión a su llegada a Cincinnati (Ohio), el miércoles.

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IDOYA NOAIN / Nueva York
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En el 2008, Barack Obama ganó el 78% del voto judío, mientras John McCain se llevó el 22%. Nadie pone en duda que en las elecciones del 6 de noviembre el presidente demócrata volverá a ser el elegido en la inmensa mayoría de las papeletas emitidas por este grupo de votantes. Lo que también parece seguro, no obstante, es que el republicano Mitt Romney acortará distancias. Y cuánto lo haga, aunque sea solo uno o dos puntos porcentuales, puede ser vital en estados clave como Florida, Ohio, Nevada, Colorado o Virginia, estados bisagra con importantes poblaciones judías y donde unos miles de votos pueden acabar marcando la diferencia.

Aunque representan aproximadamente solo el 2% de la población estadounidense, los judíos son uno de los grupos de votantes más cortejados. Una de las razones es que han mostrado ser uno de los más consistentes a la hora de acudir a las urnas. En Florida, por ejemplo, aunque son el 3,4% de los votantes registrados, en las últimas elecciones fueron entre el 6 y el 8% del electorado que votó. Desde 1924 ningún republicano ha logrado más del 40% de su voto y aunque históricamente antes de 1992 alrededor de un tercio del voto judío iba al partido republicano, desde entonces ese porcentaje ha caído y Al Gore, John Kerry y Obama han ganado al menos el 78% del voto judío. El presidente, no obstante, está perdiendo parte del apoyo y un reciente sondeo de Gallup sitúa sus perspectivas en 70%, mientras que Romney elevaría los resultados de McCain alcanzando el 25%.

Tibieza demócrata

No son buenas noticias para Obama, como constata Robert Watson, coautor de 'Israel y el legado de Harry Truman' y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Lynn, donde el lunes se celebró el tercer y último debate, que asegura que "Obama tiene que repetir resultados o está en problemas".

Parte de la caída en apoyo de los judíos a Obama tiene que ver con el descontento que sus tibias posiciones o ausentes políticas en algunos temas sociales han generado entre los más progresistas (dentro de un grupo mayoritariamente progresista en EEUU). Pero para entender el descenso de apoyo a Obama y el ligero auge de Romney, no obstante, hay que mirar a Israel y al efecto que ha tenido la campaña republicana y del lobi judío más conservador por taladrar la imagen de Obama atribuyéndole un supuesto debilitamiento de las relaciones con Tel-Aviv.

Ira Sheskin, experto en geografía humana de la Universidad de Miami y director del Poyecto Demográfico Judío, ha apuntado que "el concepto de que los judíos de EEUU votan basándose en el tema de Israel nunca ha sido verdad". Su idea la apoyan encuestas como una realizada en septiembre por la Coalición Judío-Estadoundiense, donde un 54% mencionó como su tema prioritario en estas elecciones la economía; un 16%, la reforma sanitaria y solo un 5%, Israel. En Florida, según la encuesta, solo un 1% lo consideran lo más importante y solo el 2% lo incluyen entre sus tres temas prioritarios. Y el estudio además apunta a que un 61% aprueban la relación que Obama ha mantenido con Israel.

El apoyo de Adelson

Aun así, Mitt Romney no ha cejado en su empeño en desvirtuar la actuación de Obama. En el debate en Lynn cuestionó que el presidente, por ejemplo, no haya visitado Israel (tampoco lo hicieron Ronald Reagan y George Bush padre, y Bush hijo lo hizo en su séptimo año de mandato). Aunque Obama saca a colación la sólida colaboración militar, poniendo ejemplos como los 70 millones de dólares que este verano se dieron a Israel para un sistema de defensa, Romney asegura que ha creado distancia, especialmente por su tensa relación con Benjamin Netanyahu, amigo personal del republicano desde que ambos trabajaron como consultores en Boston en los años 70 (y con el que Obama se ha reunido nueve veces en su mandato). Además, Romney ha puesto en duda la contundencia del respaldo de Obama a Israel frente a la amenaza del programa nuclear de Irán, aunque el presidente ha mostrado ese firme respaldo en repetidas ocasiones.

El republicano cuenta con importantes apoyos en su campaña de descrédito a Obama y de búsqueda del voto judío. El magnate de casinos Sheldon Adelson, activamente implicado en la política israelí y defensor a ultranza y promotor de las tesis de Netanyahu, es el principal donante de su campaña. Grupos como la Coalición Judía Republicana (también apoyada por Adelson) han destinado un presupuesto de 6,5 millones de dólares a hacer campaña contra contra Obama (un tercio de ese dinero lo han invertido en Florida). Y el partido conservador manda a hacer campaña entre judíos a gente como Ari Fleischer, que fue jefe de prensa de la Casa Blanca, o el que fue embajador de Bush ante la ONU, John Bolton. Los demócratas, mientras, usan a algunos de sus pesos pesados, como el jefe de gabinete, Jack Lew, o la exsecretaria de Estado Madeleine Albright. La lucha por cada voto es vital en ambos campos.

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