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Nueva York se colapsa al intentar volver a la rutina sin recobrar los servicios

El alcalde anuncia restricciones para los coches y la apertura paulatina de metro y tren.

Destrozos ocasionados por ‘Sandy’ en Nueva Jersey.

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m. g. / j. p. n. | nueva york
León

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Nueva York volvió ayer a la vida antes de que pudieran hacerlo los servicios urbanos, y con ello la gran metrópolis se hundió en el caos. Sin metro ni trenes, pero con buena parte de los puentes y túneles reabiertos, la única forma de entrar a la Gran Manzana era en coche. El tráfico desordenado en una urbe donde 760.000 personas siguen sin luz, sin semáforos, gasolineras o un hueco para aparcar provocó el apocalíptico Armageddon que todo el mundo había vaticinado para Los Ángeles.

«Esta ciudad no puede soportar este tráfico», sentenció alarmado Michael Bloomberg. A grandes males, grandes remedios. El alcalde anunció que a partir de hoy solo se permitirá la entrada por los puentes a aquellos coches de «alta capacidad» que transporten al menos a tres personas. Las autoridades han decidido también reabrir el metro y el tren, aunque sea de forma muy limitada.

En el sistema de Metronorth, que comunica por tren a los residentes del norte del Estado, su presidenta explicó que la línea del Hudson «continúa bajo el río», pero la de Harlem «prácticamente está intacta». En el metro, donde todavía hay «millones de litros de agua», las autoridades abrirán esos tramos de las líneas que no tienen que pasar por la mitad sur de Manhattan, convertida en una ciudad fantasma. No se atrevió a prohibir a los niños que el día de Halloween fueran puerta por puerta pidiendo «truco o trato», pero canceló la famosa cabalgata que atraviesa el West Village y advirtió que «hoy ninguna calle de Nueva York es segura».

Desde que la riada de agua de mar del huracán Sandy inundase la central eléctrica de la calle 14, provocando tres explosiones, en Manhattan hay dos Nueva York que se tocan en la calle 37.

Por las noches, las radios de pilas triunfan sobre la televisión, el vídeo o Internet. En algunas emisoras se abren los micrófonos a quienes dan pistas de dónde encontrar enchufes para recargar los teléfonos o tener cobertura. En otras suenan especiales de blues para una noche de huracán.

Sandy pasará a la historia como el ciclón más devastador de Nueva York, pero con la Bolsa abierta, los aviones aterrizando en el JFK y el metro se pondrá simbólicamente en marcha a partir de hoy, los empresarios no dan más tregua a sus trabajadores.

Vuelve la campaña

Con las tremendas imágenes de la destrucción causada por Sandy golpeando las retinas de los estadounidenses, el interés por la campaña electoral ha pasado de pronto a un discreto segundo plano. ¿Cómo puede competir la oleada de pulidos anuncios pro Romney o pro Obama con el llanto de una mujer que acaba de perderlo todo tras la brutal crecida del océano?

En Nueva York, en Nueva Jersey y en Connecticut, donde millones de personas afrontan duros días de miseria, es hora para la alta política, el tipo de esfuerzo colectivo del que gustan presumir en este país cuando los tiempos vienen muy mal dados.

En las calles destruidas de una localidad costera de Nueva Jersey, el presidente abogó por una rotunda implicación del Gobierno federal en las tareas de reconstrucción de los Estados más afectados por Sandy .

En sus actos de campaña ayer en Florida, a Romney no le quedó más remedio que plegar velas en sus tradicionales críticas a Obama. De sus labios salieron palabras de elogio al papel de la agencia de emergencias.