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Berlusconi resucita su alianza con la Liga Norte para los comicios de febrero

‘Il Cavaliere’ manifiesta que preferiría ser ministro de Economía que presidente.

El ex primer ministro italiano, en una entrevista con la emisora RTL.

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íñigo domínguez | rOMA
León

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Silvio Berlusconi y la Liga Norte, viejos socios desde 1994 en todos los Gobiernos del magnate, han vuelto a resucitar su alianza, tras un año de alejamiento durante el mandato técnico de Mario Monti.

No pueden vivir el uno sin el otro, pero porque solos no van a ninguna parte. A mes y medio de unas elecciones generales muy inciertas, el 24 y 25 de febrero, los sondeos dan un apoyo mediocre a ‘Il Cavaliere’, un 17%, y la Liga Norte, en caída libre tras los escándalos de corrupción de la familia del fundador, Umberto Bossi, ni siquiera tiene claro que logre el 4% de los votos necesario para entrar en la Cámara de Diputados. El pacto es posible porque los sueños de ambos se tocan en una palabra mágica: Lombardía. Unidos pueden ganar en esta región, la más grande y que da más escaños en el Senado, algo imprescindible para cualquier mínima aspiración de Berlusconi. A cambio, cede a la Liga Norte la presidencia lombarda en caso de victoria en las elecciones regionales que se celebran de forma simultánea.

Esta alianza, forjada la noche del domingo tras semanas de negociaciones en una cena en Arcore, la mansión milanesa de Berlusconi, puede ser decisiva. La región de Milán es un ‘Ohio italiano’, como el Estado norteamericano que decide las elecciones de EE.UU.

En realidad Berlusconi no aspira a ganar, sino a evitar que lo haga el líder de centroizquierda, Pierluigi Bersani, favorito en las encuestas. El Partido Demócrata (PD) vencería cómodamente en la Cámara, gracias a un premio de escaños que regala la mayoría a la formación más votada, pero puede sufrir en el Senado. Allí el premio de escaños se otorga región por región, y es necesario ser una fuerza hegemónica en todo el país para alcanzar la mayoría.

La eterna historia

Es esencial, sobre todo, imponerse en los territorios más grandes, que son precisamente donde Berlusconi y la Liga pueden salvar los muebles: Lombardía y Véneto, sus feudos tradicionales. En resumen, a ‘Il Cavaliere’ le bastaría quizá ganar en esas dos regiones para impedir la mayoría del PD en el Senado. ¿Resultado? Ingobernabilidad y necesidad de pactos, la eterna historia italiana. El pacto tiene su precio. Gran parte de la base de la Liga Norte no puede ni ver a Berlusconi y la dirección, ahora con el liderazgo de Roberto Maroni, debe hacer tragar el acuerdo. Quizá les salga mal el cálculo, pero es el único modo de colocar a Maroni como presidente de Lombardía, sueño histórico de la Liga.

Berlusconi explicó que el nombre del primer ministro se decidirá, en caso de victoria, tras las elecciones, aunque manifestó que él preferiría ocupar el cargo de ministro de Economía.

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