La izquierda recupera Roma y gana en las municipales
La abstención marca la segunda vuelta de los comicios italianos.
Las pequeñas elecciones municipales que concluyeron ayer en Italia con la segunda vuelta no permiten sacar muchas conclusiones, pues se votaba en 718 municipios de los más de 8.000 que tiene el país. Apenas se podía destacar que se votaba en Roma y 20 capitales de provincia, pero menores, como Siena o Brescia.
Puestos a hacer un balance, un dato claro es que el Partido Demócrata (PD) de centroizquierda es el vencedor, tras arrebatar su candidato, Ignazio Marino, la alcaldía de Roma a la derecha e imponerse el PD en 54 de los 92 mayores ayuntamientos. Según los datos definitivos ofrecidos por el Ministerio del Interior, Marino, médico de formación y senador hasta su renuncia el pasado 22 de mayo por el PD logró el 63,93% de los sufragios, que hasta 2008 había estado en manos de los progresistas.
El otro hecho evidente es una abstención monstruosa: en el segundo turno ha votado el 48,5%, y en la capital sólo el 45%. La escasa representatividad de los comicios no ha impedido estas semanas a la prensa, con curiosa unanimidad, centrarse en resaltar los malos resultados del movimiento de protesta Cinco Estrellas (M5S) de Beppe Grillo.
Ha sido revelador de la preocupación que desata el cómico, segundo partido en las elecciones de febrero, en el sistema. Le sacuden en bloque cada vez que hay una ocasión. En realidad la bajísima participación es otra prueba del hastío del electorado hacia la clase política, más bloqueada que nunca por el empate en las generales y obligada a un insólito Gobierno de coalición de derecha e izquierda. Esta alergia al poder tal vez haya incluido por primera vez, en efecto, al M5S. Puede haber pagado el desgaste de estar ya en la batalla política y a nivel local el movimiento carece de líderes.
El triunfo del PD es un pequeño respiro para el partido que más ha pagado la crisis de los últimos meses y vive al borde de la implosión. Tras ganar las elecciones sin una mayoría suficiente fue incapaz de forjar una alianza y su líder, Pierluigi Bersani, acabó dimitiendo. «Esto refuerza al Gobierno», comentó ayer aliviado el primer ministro del PD, Enrico Letta. En cambio el PDL de Berlusconi constata que estar en el Ejecutivo no le beneficia nada, aunque las municipales son un mundo aparte. Otra señal interesante es que se certifica el hundimiento de la Liga Norte. Hasta pierden su bastión de Treviso después de veinte años.