Diario de León

Michelle Bachelet arrolla en las primarias y será la candidata del centroizquierda en Chile

Pablo Longueira, de la ultraconservadora UDI, será el representante de la derecha en las presidenciales de noviembre

Michelle Bachelet saluda a una simpatizante tras vencer en las primarias del centroizquierda, el domingo en Santiago de Chile.

Michelle Bachelet saluda a una simpatizante tras vencer en las primarias del centroizquierda, el domingo en Santiago de Chile.

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Como se esperaba, Michelle Bachelet ha arrasado esta madrugada en las primarias del centroizquierda en Chile y se prepara para marchar con paso firme a las elecciones presidenciales de noviembre, con las que aspira regresar al Palacio de la Moneda como líder de la coalición Nueva Mayoría. Pablo Longueira, exministro de Economía y dirigente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), ha ganado por su parte al exministro de Defensa, Andrés Allamand, del partido Renovación Nacional, y ha logrado la candidatura de la derecha, que está en el poder desde hace tres años.

La exdirectora de ONU Mujer ha logrado más del 70% de los votos del espacio de centroizquierda. Su rival, el exministro de Hacienda Andrés Velasco, ha quedado muy lejos, con el 12%, mientras que al democristiano Claudio Orrego le ha ido peor de lo esperado: ha cosechado el 8,5% de las adhesiones. "Queremos reconocer con respeto, afecto y espíritu democrático la tremenda votación que ha recibido Michelle Bachelet. Eso demuestra que su liderazgo es trasversal, penetra a todos los partidos", ha señalado Orrego, antes de añadir, lacónico: "Hay que tener dignidad al momento de perder".

Bachelet tiene el apoyo del Partido Socialista, de la formación Por la Democracia, de Izquierda Ciudadana y, por primera vez, del Partido Comunista. La expresidenta ha agradecido las palabras de Orrego y, en sus primeras declaraciones, ha afirmado: "Eso nos hace bien como país, le hace bien a la política, le hace bien a todos. Por eso que al estar aquí Claudio con esta maravillosa y generosa disposición para sumarse a las tareas que vienen a partir de mañana (por hoy), expresa este profundo afecto, confianza y compromiso para hacer de Chile un país más inclusivo, solidario y justo".

Pendientes del programa electoral

La exdirigente estudiantil y flamante figura del comunismo chileno, Carol Kariola, ha apuntado que ahora, con Bachellet a la cabeza, hay que terminar de definir el programa electoral de Nueva Mayoría. Kariola prevé una intensa discusión en ese sentido con la Democracia Cristina, que ha quedado maltrecha en la primarias.

También el senador democristiano Adolfo Zaldívar ha hecho una valoración positiva de los resultados. "Me alegro por la Nueva Mayoría, por la Concertación", ha subrayado tras admitir que ahora su partido "tendrá que revisar su objetivo".

Nueva Mayoría, una versión ampliada de lo que fue la Concertación Democrática que gobernó Chile entre 1990 y 2010, tenía anoche otras razones para confiar en el futuro. El centroizquierda en su conjunto consiguió en las primarias un millón de votos contra los cerca de 332.000 de la derecha. Los números totales tienen, sin embargo, una lectura inquietante: el nivel de abstención de los chilenos fue considerable. Bachelet ha preferido pasar por alto estos datos y destacar la cifra de chilenos que han votado por el centroizquierda. "Estas han sido unas primarias inéditas, impresionantes, donde Chile ha demostrado realmente su capacidad democrática, donde pudimos desde un comienzo establecer un proceso de debate de ideas de manera fraterna con gran cantidad de coincidencias y en aquellas áreas donde habían diferencias con mucho respeto", ha destacado.

Mandato conflictivo

Bachelet gobernó Chile entre marzo del 2006 y el mismo mes de 2010. La llegada por primera vez de una mujer a la presidencia generó muchísimas expectativas, con el simbólico añadido que tenía la dirigente socialista por el hecho de haber sido una víctimade la dictadura militar (1973-90). Una de las situaciones más conflictivas que afrontó, apenas inició su mandato, fue la movilización de los estudiantes, que reclamaban cambios sustanciales en la política educativa. Esos cambios nunca llegaron.

Los estudiantes fueron ganando experiencia y volvieron a salir a las calles bajo la Administración de derechas. La protesta se radicalizó. El movimiento estudiantil le ha reclamado al presidente Sebastián Piñera reformas profundas: gratuidad y excelencia en todos los niveles de la enseñanza. La discusión ganó las calles. Buena parte de la sociedad apoyó las demandas. Abundaron, en estos años, las movilizaciones multitudinarias. La respuesta policial fue violenta en algunas ocasiones.

Estudiantes divididos

La expresidenta regresa a Chile con esta nueva realidad. No todo el movimiento estudiantil se ha puesto de su lado. Los que han decidido darle la espalda han preferido recordar las deficiencias de su gestión más que imaginar un futuro compartido. Camila Vallejo, que fue el rostro visible de las manifestaciones estudiantiles, siguió a su partido, el comunista, en la decisión de apoyar a Bachelet. "Estamos en la misma vereda peleando porque una mayoría amplia social y política pueda no solamente expresar las demandas de los movimientos sociales sino que también darle viabilidad política", ha dicho Vallejo. Su excompañero de marchas por Santiago, Gonzalo Oyarzún, no confía, como parte de ese sector, en la capacidad de Nueva Mayoría de transformar al país. A su criterio, las primarias han buscado ser "un tanque de oxígeno para un endeble sistema político y para dos coaliciones altamente desacreditadas y deslegitimadas por la ciudadanía".

La derecha, en tanto, necesita algo más que cerrar filas para impedir la victoria de Bachelet en las presidenciales de noviembre. Su flamante candidato, Pablo Longueira, es una figura de peso en la UDI, el partido más duro de la Alianza. Su rival en las primarias, Andrés Allamand, que ha resultado perdedor en la consulta, se ha puesto ya a disposición de Longueira, pero ha apelado a "ampliar las fronteras del centroderecha" si la coalición conservadora quiere mantenerse en el poder. "El destino del centroderecha debe ser de amplitud, avanzando al verdadero centro político", ha opinado.

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