París y Berlín rinden tributo a 642 fusilados por los nazis

Manos unidas. El presidente francés, François Hollande, y el alemán, Joachim Gauck, han emulado en Oradour el gesto de reconciliación de François Mitterrand y Helmut Kohl en Verdún en 1984. Setenta años después de la masacre cometida por las SS en la población alsaciana, cuyos 642 habitantes fueron fusilados, ambos dirigentes han rendido homenaje a las víctimas de una de las masacres más execrables de los nazis en la segunda guerra mundial.

Hasta hoy, ningún dirigente alemán había puesto los pies en Oradour, cuyas ruinas han quedado intactas en memoria de un drama cuyos responsables nunca han sido castigados. Seis de ellos siguen vivos, según la investigación abierta por la justicia alemana para que los que cometieron crímenes contra la humanidad durante el nazismo rindan cuentas.

Ante las familias de las víctimas y dos de los seis supervivientes de la matanza, Gauck, que ha reconocido la "culpabilidad de Alemania" se ha referido a ello. "Comparto la amargura por que estos crímenes no hayan sido castigados. Cuando regrese a mi país no me quedaré mudo", ha prometido tras mencionar que entre los ejecutores se encontraban también "alsacianos enrolados a la fuerza".

Dimensión histórica y simbólica

Tanto Gauck como Hollande han subrayado la dimensión simbólica e histórica del acto. Después de visitar el pueblo abandonado y mantenido tal como quedó tras ser aniquilado y arrasado por los nazis, ambos han pronunciado un discurso en la misma iglesia donde fueron fusilados la mayoría de las 245 mujeres y los 207 niños de Oradour el 10 de junio de 1944.

"Solo la verdad funda la reconciliación. Hoy su visita confirma que la amistad franco-alemana es un desafío a la historia. Esta amistad funda el proyecto europeo", ha dicho Hollande, que ha finalizado con una frase que remite a la actual situación de Europa ante el conflicto sirio: "Su visita es una promesa de rechazar lo inaceptable ahí donde se produzca".