Kiev, arropado ahora por Occidente, asegura que no entregará Crimea
«El mundo no puede quedarse impasible y decir que todo está bien», dice el Gobierno.
El nuevo Gobierno ucraniano, arropado con el firme respaldo de la comunidad internacional ante la intervención militar rusa, dijo ayer que nunca entregará Crimea, donde las tropas rusas se hacen con el control, mientras en las regiones prorrusas del país se suceden los asaltos a sedes oficiales.
«Crimea no se entregará a nadie», destacó el primer ministro de Ucrania, el exopositor Arseni Yatseniuk, quien subrayó que no hay motivos para la invasión de esa región con mayoría de población rusa étnica. «No ha habido, no hay, ni habrá motivos para el uso de la fuerza contra los ucranianos ni para el despliegue de un contingente militar ruso», afirmó Yatseniuk, que asumió la jefatura del Gobierno la semana pasada, tras la caída del régimen de Víktor Yanukóvich.
Mientras la Rada Suprema (Parlamento) acordaba formar un grupo encargado de negociar con Moscú un arreglo pacífico, las noticias procedentes de Crimea hablaban de un avance de las tropas rusas que desde el fin de semana tenían rodeadas todas las unidades militares ucranianas.
La guardia fronteriza ucraniana en Crimea aseguró que la presión de los militares rusos para que sus efectivos se pasen al Gobierno prorruso local se intensificó en las últimas horas.
Unos y otros
El Gobierno prorruso de Crimea —al que Kiev no reconoce, pues fue designado la semana pasada en una sesión a puerta cerrada del Parlamento local y con un comando de hombres armados en su interior— intensificó también la guerra de propaganda y, con el objeto de bajar la moral ucraniana, anunció que unos 6.000 militares ya se han pasado al bando prorruso.
Uno de los lugares que se rindieron ayer tras ser hostigados por las tropas rusas es la 204 base aérea táctica de las Fuerzas Aéreas de Ucrania, equipada con 45 cazas y 4 aviones de instrucción, en Balbek, a las afueras de Sebastopol.
En Kiev, el ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague, advirtió a Moscú de que «habrá otras consecuencias y otro precio para Rusia», además de las presiones económicas y diplomáticas actuales, si no repliega sus tropas en Crimea. «El mundo no puede quedarse impasible ante la situación en Crimea y decir que todo está bien. El líder ruso (Vladímir Putin) debe ser consciente de lo que está pasando», dijo, tras reunirse en Kiev con el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov.