Rusia se apresura a engullir Crimea
Moscú quiere culminar sin pérdida de tiempo el proceso para la anexión o su conversión en protectorado propio tras el voto masivo por el sí en el referéndum.
Ayer mismo se reunió la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso), durante cuya sesión intervino el jefe del Kremlin, Vladímir Putin. El presidente de la Duma, Serguéi Narishkin, dijo ayer que la independencia de Crimea «será reconocida» y se procederá a la «firma de un acuerdo interestatal». Los detalles los explicará Putin en el hemiciclo, pero ya ayer firmó el decreto que reconoce a Crimea como Estado soberano.
La petición de incorporación a Rusia presentada por Crimea «la abordaremos con rapidez y responsabilidad», afirmó Narishkin, quien está convencido de que «la mayor parte de Ucrania contemplará nuestra decisión con respeto y comprensión».
Tras la celebración, el domingo, de un referéndum en el que, según los datos facilitados por las autoproclamadas autoridades de Crimea, el 96,77% de los participantes se pronunciaron a favor de la incorporación a Rusia, el Parlamento local aprobó una resolución ratificando la declaración de independencia aprobada la semana pasada y pidiendo oficialmente a Rusia que actúe en consecuencia. En el texto del documento aprobado por los diputados se solicita a Moscú que la península «sea aceptada en el seno de Rusia en calidad de nueva entidad». Una delegación del legislativo de Crimea estará presente hoy en Moscú.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Exteriores ruso insta a Kiev en un comunicado a «avanzar hacia el federalismo». La nota subraya las diferencias existentes entre las distintas regiones de Ucrania y llama al respeto de los derechos de todos sus ciudadanos, incluido el de utilizar una u otra lengua para comunicarse. Exteriores sugiere la aprobación de una nueva Constitución «federalista», que debería ser sometida a referéndum y abrir después la vía a unos nuevos comicios legislativos.
Llamamiento
La ofensiva diplomática del Kremlin incluye además un llamamiento a Estados Unidos y la Unión Europea para constituir un «grupo de apoyo multilateral» a fin de lograr que Ucrania «reconozca y respete el derecho de autodeterminación de Crimea». Todo posible acercamiento entre Moscú y Kiev para superar la crisis y recomponer sus maltrechas relaciones, según el plan, está supeditado a la aceptación por parte de las autoridades de Ucrania y la comunidad internacional del hecho consumado de la secesión de la península. Rusia insiste en su propuesta a Washington y Bruselas de que el Gobierno ucraniano debe «distanciarse de los ultranacionalistas».