Diario de León

Las listas de espera de los veteranos enfurecen a Obama

Obama, comparece ante los medios ayer.

Obama, comparece ante los medios ayer.

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M. Gallego | Washington
León

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La Casa Blanca había asegurado a través de sus fuentes que no había «pánico político» por la dimensión que estaba cobrando el escándalo de la manipulación de listas de espera en el Departamento de Veteranos, que se encarga de atender la salud de los militares retirados desde la Guerra Civil. Ayer, sin embargo, a las 6.30 de la mañana cambió la agenda del presidente para introducir una reunión con el responsable de esa cartera, seguida de una conferencia de prensa, que Barack Obama no había dado en casa desde hacía meses.

La indignación popular, en vísperas de la tradicional celebración del Memorial Day, le impidió seguir ignorando la polémica.

«La última responsabilidad siempre recae sobre mí, que soy el comandante en jefe», dijo. Como en el caso de la penosa implementación de la reforma sanitaria, el mandatario defendió a su ministro y se negó a ofrecer su cabeza, que la oposición reclama a gritos. «Es importante que nuestros veteranos no se conviertan en otro partido de fútbol político», advirtió.

Sin embargo, el escándalo del hospital de Phoenix (Arizona), que sacó a la luz CNN hace un mes, se ha extendido desde entonces a otros 26 centros de atención médica, que aparentemente seguían la práctica de mantener una lista secreta de espera que no les arruinase las estadísticas. Oficialmente, se acercaban a la meta que les puso el Gobierno de que ningún veterano tuviera que esperar más de 14 días para recibir atención sanitaria, pero sólo porque las llamadas no se introducían en el ordenador hasta que se acercaba el momento de darles cita. «Cuando escucho estas acusaciones de falta de ética, tanto si se trata de encubrir las listas de espera o cocinar los libros, no las aguantaré», prometió Obama. «Ni como comandante en jefe ni como estadounidense. Nadie debe aguantarlas. Si se demuestran es inmoral, vergonzoso y no lo toleraré. Punto».

Sólo en Phoenix, donde el médico jubilado Sam Foote destapó la práctica, esa lista secreta tenía entre 1.400 y 1.600 nombres que tardaban meses en llegar al ordenador. El médico asegura que más de 40 veteranos murieron mientras esperaban.

Obama, por su parte, sostuvo ayer que «hasta ahora» la investigación abierta no ha encontrado ningún nexo entre esas muertes y la demora. «Eran gente que tenía enfermedades crónicas y buscaba otra cita, pero no necesariamente una atención urgente».

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