Putin crea la Unión Euroasiática para compensar su aislamiento mundial
El presidente ruso trata de demostrar que su influencia está al margen de Occidente.
En sus esfuerzos por demostrar que Rusia constituye un polo de influencia económica y geoestratégica mundial al margen de Occidente, el presidente Vladímir Putin selló la semana pasada una alianza energética con China. Ayer, en Astaná, la capital de Kazajstán, Putin asistió a la creación de la llamada Unión Económica Euroasiática.
Empezará a funcionar a partir del 1 de enero de 2015 y, según el acuerdo, estará constituida por Rusia, Bielorrusia y Kazajstán. Armenia y Kirguistán, cuyos presidentes también estuvieron presentes en Astaná, esperan incorporarse pronto, tal vez antes de final de año.
El acuerdo fundacional ha sido firmado por Putin y sus homólogos kazajo y bielorruso, Nursultán Nazarbáyev y Alexánder Lukashenko. Este grupo de países se han comprometido a liberalizar entre ellos la circulación de bienes, servicios, capitales y mano de obra. La idea fue lanzada en 2011 y, tal y como reconoció entonces Putin, ha sido copiada de la Unión Soviética y la Unión Europea.
Según el jefe del Kremlin, la nueva Unión Económica Euroasiática «es un potente y atractivo polo de desarrollo económico, un gran mercado regional que reúne a más de 170 millones de personas». «Nuestra unión posee ingentes reservas de recursos naturales, entre ellos energéticos: una quinta parte de las reservas mundiales de gas y un 15% del petróleo», afirmó Putin.
Por su parte, Nazarbáyev quiso subrayar que «esto es una unión económica y no afecta a la soberanía de los Estados integrantes». Lukashenko señaló que aún quedan flecos por resolver, especialmente en lo que se refiere a la verdadera existencia del libre comercio entre los tres países firmantes.
Sin intención
Los que no tienen la menor intención de integrarse en el «mercado común» de Putin son, además de Letonia, Estonia y Lituania, miembros de la UE, las también ex repúblicas soviéticas de Azerbaiyán, Georgia, Moldavia y Ucrania. El pasado diciembre, cuando en el poder estaba todavía el presidente Víctor Yanukóvich, Moscú invitó a Kiev a incorporarse a la Unión Euroasiática. Ahora, las preferencias del recién elegido jefe del Estado ucraniano, Petro Poroshenko, miran más bien a Bruselas.
El presidente de Bielorusia, Alexander Lukashenko, consideró este acuerdo el «principio de la unión política, militar y humana».