Millones de hispanos celebran la tregua del presidente Barack Obama
Su determinación para evitar multitud de deportaciones indigna a los republicanos.
«¡Obama, amigo, el pueblo está contigo!», gritaban entusiasmados los hispanos de un centro de Queens, que emitió en directo el discurso de Barack Obama a la nación con un paquete de medidas migratorias que puede beneficiar a cinco millones de personas. Hubo risas, lágrimas, abrazos y hasta banderitas de EE UU. «¡Sí se pudo», coreaban los hispanos de todo el país.
Albergaban la esperanza de convertirse al fin en ciudadanos del país en el que viven, pero no existe ninguna promesa de ciudadanía en las acciones ejecutivas que firmó el presidente ayer en el instituto de Secundaria Del Sol de Las Vegas (Nevada), donde explicó los detalles del plan. Obama ha dado órdenes a Inmigración de centrar sus recursos en la deportación «de criminales, no de familias», autorizando al Departamento de Seguridad Nacional a posponer durante tres años la deportación de aquellos que, previo pago de casi 500 dólares (403 euros), acepten que se investigue su expediente delictivo, sean padres de un ciudadano o residente permanente de EE UU y demuestren que llevan más de cinco años viviendo en el país. «En resumen, no os deportaremos», aclaró el presidente. La residencia, sin embargo, es algo que sólo les puede conceder el Congreso, cuando consiga aprobar una ley para este fin.
Mientras tanto, los indocumentados recibirán un permiso temporal de trabajo y podrán obtener la licencia de conducir, pero no estarán habilitados para optar a ningún tipo de subsidios gubernamentales ni para hacer planes de futuro. Seguirán bajo la lupa, y algo tan simple como una multa por exceso de velocidad puede arruinar su frágil santuario.
«Hoy es día de celebrar, mañana seguiremos luchando», dijo Eliseo Medina, un sindicalista de origen mexicano que en octubre pasado dimitió de su cargo para concentrarse en la lucha por la reforma migratoria.
Conversaciones muy distintas a las que sostenían los republicanos, indignados y sorprendidos por la determinación con que Obama ha llevado a cabo la toma de medidas ejecutivas, una vez pasadas las elecciones legislativas. «No nos vamos a quedar parados», amenazó John Boehner. El portavoz de la Cámara de Representantes dijo haberle advertido al presidente una y otra vez que esas acciones unilaterales arruinarían cualquier posibilidad de aprobar una ley de reforma migratoria y cualquier otra colaboración entre ambos partidos.