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El Gobierno francés refuerza con 10.000 militares y 4.700 policías la vigilancia

Se va a generalizar el aislamiento de los presos yihadistas para evitar el proselitismo.

El primer ministro israelí durante su visita el supermercado en el que hubo cuatro muertos.

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fernando iturribarría | parís
León

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El Gobierno francés va a generalizar el aislamiento penitenciario de los presos más radicales condenados por terrorismo yihadista en el marco del arsenal legislativo reforzado que se dispone a adoptar en respuesta a la ofensiva terrorista. Mejorar los servicios de información, perfeccionar el sistema de escuchas y controlar los mensajes de odio en Internet son otras iniciativas contempladas a corto plazo. Las autoridades galas, que mantienen el dispositivo de alerta máxima de atentados, han reforzado con 10.000 militares y 4.700 policías o gendarmes la vigilancia de sinagogas, mezquitas, escuelas judías y otros puntos sensibles del país.

El primer ministro, Manuel Valls, anunció ayer que desea generalizar el aislamiento en la cárcel de los «presos islamistas radicales», una medida que desde octubre se experimenta en el penal de Fresnes (afueras de París). Consiste en «separar a esos presos del resto» con el objetivo de impedir el proselitismo, el adoctrinamiento y la radicalización de los delincuentes juveniles de poca monta de cultura musulmana. «Hay que generalizarlo con discernimiento e inteligencia», planteó.

Un total de 152 islamistas radicales se encuentran presos en Francia, de los cuales 22 están agrupados en Fresnes. El portavoz del Ministerio de Justicia, Pierre Rancé, explicó ayer que no están separados entre ellos y disponen de las mismas prestaciones que el resto de reclusos. Dijo que se trata de un programa piloto para mejorar la detección de la radicalización de los presos durante su estancia en la cárcel. Observó que, aunque hace años algunos detenidos que practicaban el islam no se escondían, en la actualidad los presos radicalizados hacen todo lo posible para no ser detectados.

Fábrica de yihadistas

La experiencia ha mostrado que las cárceles francesas se han convertido en una fábrica de yihadistas. Cherif Koauchi, autor con su hermano Said del atentado contra Charlie Hebdo en el que murieron 12 personas, y Amedy Coulibaly, asesino de una policía y de cuatro clientes de un supermercado judío, se conocieron en prisión ya que coincidieron en el penal de Fleury-Mérogis, al sur de París.

«Separamos a un cierto número de individuos que presentan un peligro para otros que llegan a la cárcel puesto que desearían radicalizarlos», comentó Valls. Los atentados de la semana pasada parecen haber vencido las reticencias de la ministra de Justicia, Christiane Taubira, que se había mostrado «muy reservada» sobre la experiencia piloto de Fresnes. La administración penitenciaria ya trabaja en la idea de concentrar en sectores aislados de dos penales a los reclusos islamistas más extremistas.

El Gobierno socialista confía en contar con el respaldo de la oposición conservadora para llevar a la práctica la iniciativa. De hecho, la ex ministra de Justicia Rachida Dati, nombrada por Nicolas Sarkozy, es una firme defensora de la medida. «Los terroristas deben ser agrupados en prisiones específicas y de alta seguridad, constituidas por celdas individuales y dotadas de personal penitenciario muy especializado para gestionar a este tipo de individuos», expone en un escrito dirigido al jefe del Gobierno. El propio Sarkozy preconizó ayer recluir en celdas individuales a los internos yihadistas.

Valls insistió en la necesidad de «asociar plenamente a la oposición» en un marco multipartidista para ofrecer «una respuesta de gran firmeza» en la lucha antiterrorista.

Cómplices

Los servicios antiterroristas franceses buscan a los cómplices de los tres autores materiales de los atentados yihadistas cometidos la semana pasada en París y su región, antes de ser abatidos el viernes por la policía, convencidos de que contaron con cobertura operativa directa. Por lo menos uno de ellos, Amedy Coulibaly, tenía «sin duda un cómplice», admitió ayer el primer ministro, Manuel Valls.

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