Serbia-Croacia, dos décadas de una relación tormentosa
La sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que falló ayer que ni Serbia ni Croacia cometieron genocidio en la guerra en suelo croata (1991-95), cambiará poco sus tormentosas relaciones bilaterales.
Y es que dos décadas después del fin de las guerras de descomposición de la antigua Yugoslavia comunista, los dos vecinos balcánicos, la católica Croacia y la ortodoxa Serbia, no acaban de superar sus históricas rivalidades.
La sentencia de la CIJ, la corte de la ONU, tiene potencial para servir a ambos países como pretexto para nuevos debates sobre el conflicto y sus responsabilidades, sobre quién fue víctima y quién agresor.
Sólo entre 2010 y 2012, al coincidir en la Presidencia de Serbia el moderado Boris Tadic, y el ahora presidente saliente Ivo Josipovic en la de Croacia, las relaciones parecían normalizarse. Pero la nueva presidenta croata, la conservadora Kolinda Grabar-Kitarovic, quien asume el cargo este mes, se mostró en la campaña electoral claramente cercana a los círculos nacionalistas y antiserbios de Croacia.
Otro conflicto más
Y el actual presidente serbio, Tomislav Nikolic, en el poder desde 2012, proviene del sector más nacionalista de la política serbia, aunque ambos se hayan moderado con el fin de acercarse a la UE. La reciente puesta en libertad, por enfermedad, del líder radical serbio Vojislav Seselj, acusado por el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia de crímenes de guerra en Croacia, ha vuelto a levantar los ánimos.