SE HABÍAN DECLARADO "DISPUESTOS A MORIR"
Suicidio colectivo de seis presos en una carcel de Taiwán tras un intento frustrado de fuga
Los presidiarios han tenido secuestrados a dos guardias antes de acabar con sus propias vidas
Seis presos se han suicidado en una cárcel en Taiwan tras intentar negociar su libertad secuestrando a dos guardias durante horas. Los presidiarios usaron el pretexto de necesitar asistencia médica para secuestrar a un guardia y un alcaide el miércoles por la noche en una prisión de la ciudad sureña de de Kaohsiung, tras lo cual robaron diez armas de fuego y 200 balas de la armería de la cárcel.
La policía rodeó la prisión tras el secuestro, y se estuvo negociando hasta la madrugada del jueves, apelando incluso a familiares de los presos para convencerlos de que soltasen a los rehenes. El viceministro de Justicia Chen Ming-tang ha explicado que las autoridades rechazaron las demandas de los insurrectos que incluían la garantía de libertad y vehículos para la huída, y ha indicado que “lamentan” el suicidio de los presos.
NEGOCIACIONES FALLIDAS
Los reclusos tenían entre 37 y 63 años, y cumplían sentencias por asesinato, robo y tráfico de drogas. El líder del grupo, Cheng Li-te, era el jefe de una conocida organización criminal llamada Bamboo Union, y había sido condenado a 28 años de prisión por homicidio. Las sentencias del resto de fallecidos eran de entre 25 años y cadena perpetua.
Tras horas de secuestro, dos agentes se ofrecieron a intercambiarse por los policías inicialmente secuestrados. Cinco agentes han resultado heridos leves tras el altercado, que ha terminado poco antes del amanecer cuando los presos han liberado a los rehenes y han procedido al suicidio en grupo. Cuatro de ellos se han pegado un tiro primero, y los dos restantes se han asegurado de que sus compañeros habían muerto disparándoles varias veces, antes de acabar con su propia vida a las 5.30 de la madrugada.
PROTESTA POR INJUSTICIAS
En una entrevista telefónica con el 'United Daily News', el cabecilla explicó que habían preparado el golpe durante mucho tiempo y que estaban “dispuestos a morir”. Se quejó en nombre del resto de presidiarios de la presunción de culpabilidad a la que tienen tendencia los jueces, de las largas sentencias a los reincidentes y de los pocos permisos por necesidad médica de las prisiones taiwanesas.