La muerte por un disparo de un estudiante enciende Venezuela
Aunque el Gobierno y la oposición se unen en su condena, el choque entre las partes se reaviva en las calles.
Nicolás Maduro, el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, estudiantes y opositores venezolanos condenaron la muerte del estudiante de 14 años Kluivert Roa Núñez en San Cristóbal, Estado del Tachira, a manos de un efectivo de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) ya detenido. El hecho recuerda a la violencia que comenzó el año pasado también en esa ciudad del estado fronterizo.
Mientras el gobernante chavista exige el fin de la violencia opositora y apunta al Gobierno de Estados Unidos como instigador de una conspiración para derrocarlo y matarlo, Kerry vio un crimen «horrendo» en un país que «sigue marchando en la dirección equivocada». Paralelamente, estudiantes y antichavistas entonaron un sonoro «ya basta» exigiendo la libertad de sus correligionarios presos y la derogación de la resolución que permite el uso de armas de fuego en manifestaciones.
«Era una actividad de protesta. Dos efectivos de la PNB iban pasando, fueron atacados con piedras, uno de ellos utilizó una escopeta de perdigones y asesinó a este joven. Yo condeno este asesinato. Basta ya de violencia», dijo Maduro desde Trinidad y Tobago.
La reacción del policía no debió ser tan defensiva y justificada pues la fiscal general Luisa Ortega Díaz confirmó ayer la detención del uniformado, de 23 años, por «homicidio intencional calificado por motivos fútiles e innobles, uso indebido de arma orgánica y quebrantamiento de pactos internacionales». También se le aplicará la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopna).
La fiscal calificó de «dolorosa e impactante» la que era «una tragedia para la familia del muchacho y para la del otro joven, el policía». Sin embargo, agregó que era necesario hacer «una reconstrucción de los hechos para tener certeza de cómo ocurrieron». Confirmó la detención de una decena de personas en las protestas del Tachira.
Por su parte, Erick Roa, padre del adolescente muerto, está roto de dolor. Superado por la terrible realidad, dijo no creer en la justicia venezolana.