Hieren de bala a dos policías en una protesta en el ‘polvorín’ de Ferguson

La temperatura subió ayer varios grados en el ‘polvorín’ de Ferguson, en el estado de Misouri, después de que dos policías resultaran heridos de bala en coincidencia con las protestas que se suceden en la ciudad desde que en agosto un agente mató de siete tiros a Michael Brown, un joven afroamericano desarmado. «Tenemos suerte de que por gracia de Dios anoche no perdiéramos a dos policías», dijo Jon Belmar, el jefe del cuerpo del condado de Saint Louis, uno de los varios departamentos concentrados para custodiar una manifestación que, en su punto álgido, no pasó de las 150 personas. Sin embargo, los disparos no parecían proceder de esa multitud, sino de unas casas situadas detrás de la protesta de las que algunos testigos vieron partir las balas.

Manifestantes, periodistas y policías se protegieron por igual al oír los disparos, pero sólo los cuerpos ensangrentados de dos agentes cayeron al suelo. A pesar de que en un principio se calificó su estado de grave, ambos fueron dados de alta a primera hora de ayer. Uno de los funcionarios llevaba aún alojado detrás de la oreja derecha el proyectil que pudo haberle matado al entrarle por debajo del ojo. Al otro el disparo le entró y le salió por el hombro.

A partir de ese momento, la confusa manifestación en la que unos celebraban la dimisión del jefe de policía de Ferguson, Thomas Jackson, y otros exigían que le siguiera el alcalde cobró un cariz aún más turbio, con algunos policías acusando a los manifestantes de querer destruir la ciudad y los concentrados asegurando que nadie que conocieran habría podido cometer un ataque de este tipo. Ayer, el propio responsable de la policía del condado de Saint Louis reconoció que el pistolero puede ser alguien que vino «de fuera» y se sirvió de la manifestación para «emboscar» a los agentes.

«Un gamberro o gamberros», calificó el fiscal general Eric Holder, cuya oficina hizo público la semana pasada un demoledor informe sobre la conducta racista de la policía de Ferguson. No falta quien culpa ahora a este documento del nuevo brote de violencia.

Holder no ha emprendido acciones judiciales contra el polémico departamento policial de Ferguson que, según sus propias palabras, había convertido a la población de los barrios negros en «huchas» para nutrir las arcas de la ciudad a base de multas. Sólo en 2013 se emitieron más de 9.000 órdenes de detención por infracciones menores como sanciones de aparcamiento sin pagar, que además de costar días de cárcel sumaban intereses. El 93% de los arrestos, el 90% de las multas y el 85% de los ‘altos’ que se daban a vehículos recaían sobre afroamericanos, que además tenían más del doble de posibilidades que los blancos de ser registrados.