Diario de León

TRAGEDIA EN LOS ALPES

Catástrofe aérea con muchas incógnitas y sin supervivientes

En el Airbus A320 de Germanwings, filial de bajo coste de Lufthansa, iban 49 ocupantes españoles y una 'leonesa' .

Vista aérea de los restos del avión en el lugar en el que se estrelló.

Vista aérea de los restos del avión en el lugar en el que se estrelló.

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FERNANDO ITURRIBARRÍA | PARÍS
León

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Un avión Airbus A320, operado por una filial de bajo coste de la compañía alemana Lufthansa, se estrelló a mediodía de ayer en los Alpes franceses con 150 personas a bordo por causas que se desconocen sin que se espere encontrar supervivientes. Fabricado hace 25 años, el aparato, que cubría la línea regular Barcelona-Dusseldorf para la firma germana Germanwings, transportaba a 144 pasajeros, entre ellos 49 personas cuyas familias españolas han comunicado que contaban con un allegado entre los ocupantes según anunció el Gobierno, que ha decretado tres días de luto nacional. También viajaban 65 ciudadanos alemanes, incluidos 16 estudiantes y dos profesoras que habían participado en un programa de intercambio con familias del Instituto Giola, en Llinars del Vallés (Barcelona).

Mientras algunos especialistas se inclinan por la teoría de una despresurización brutal, Lufthansa consideró que se trataba de un accidente y el primer ministro francés, Manuel Valls, no descartó ninguna hipótesis, aunque la pista del atentado no es la prioritaria en la investigación. El hallazgo de una de las dos cajas negras entre los restos pulverizados del aparato desintegrado contribuirá a arrojar luz sobre la peor catástrofe aérea producida en Francia desde hace más de 30 años.

El jefe del Estado francés, François Hollande, se desplaza hoy al lugar de la tragedia en compañía del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la canciller alemana Angela Merkel. Los vuelos de los helicópteros de socorro a la zona, de muy difícil acceso por tierra, fueron suspendidos al caer la noche y se reanudan hoy al amanecer.

El Airbus había despegado a las 10.01 horas del aeropuerto de El Prat, con un retraso de 26 minutos respecto a la hora de salida inicialmente prevista, y debía aterrizar a las 11.55 en Dusseldorf. Tras alcanzar la altitud de 38.000 pies (11.500 metros), a la que volaba hacia las diez y media, comenzó a descender por causas desconocidas cuando se desplazaba a una velocidad de 650 kilómetros por hora. La aeronave pasó de 30.000 (9.000 metros) a 6.900 pies (1.800 metros) en cosa de ocho minutos. Los especialistas se interrogan por las razones de un descenso a 3.375 pies por minuto cuando los protocolos de urgencia reglamentan que en caso de urgencia debe hacerse más rápido, a 5.000 pies por minuto

El contacto con los controladores aéreos se perdió a las 10.53 horas cuando se encontraba a una altitud de 6.000 pies. En contra de lo que se apuntó en un primer momento, la tripulación no emitió ninguna llamada de socorro sino que fue la Dirección General de la Aviación Civil la que decidió dar la voz de alarma al desaparecer de las pantallas de radar. El ingeniero de guardia constató que el aparato no seguía su ruta, perdía altitud y tenía interrumpida la comunicación por radio.

Las condiciones meteorológicas eran «especialmente apacibles» en el momento del siniestro, según la agencia estatal Météo France. No se habían registrado precipitaciones en toda la mañana cuando el cielo permaneció despejado con viento flojo y sin presencia de «nubes peligrosas». Las únicas zonas afectadas por lluvias y tormentas eran el golfo de León y el Mediterráneo, que el avión ya había sobrevolado. «Las condiciones eran clementes y ninguna nube coronaba las cumbres», precisó un meteorólogo de la estación de Briançon.

El lugar del siniestro se encuentra a 1.500 metros de altitud en las faldas del macizo de Estrop, en el valle de La Blanche, lejos de toda población y a siete kilómetros de la carretera más cercana. Es una región escarpada, de orografía accidentada, precipicios, paredes verticales, cañones angostos y complicado acceso en las primeras estribaciones de los Alpes con cumbres que alcanzan los 3.000 metros de altitud. Había nieve a partir de 2.000 metros por la cara sur y desde 1.700 metros en el lado norte del macizo montañoso. «Se trata de un terreno muy alpino, muy empinado y en el que se producen frecuentes avalanchas de nieve, incluso estos días», describió Bruno Lambert, guía de montaña.

Evacuación difícil

Miembros del pelotón de Gendarmería de alta montaña constataron restos esparcidos en una superficie aproximada de una hectárea mediante sobrevuelos en helicóptero. El teniente coronel Jean-Paul Bloin explicó que había «media docena de pedazos grandes y el resto muy troceado». «Podría llevar varios días evacuar los cuerpos de la zona», valoró. Las imágenes aéreas captadas desde helicóptero mostraron un reguero de infinidad de manchas blanquecinas diseminadas en una ladera sin nieve y apenas arbolada de pronunciada pendiente con un foco todavía humeante entre formaciones geológicas típicas de la región alpina.

El fiscal de Marsella Brice Robin, encargado del caso, relató que «el avión ha explotado literalmente». «Los cuerpos están muy destrozados y hay fragmentos de fuselaje explosionados, es muy impresionante», dijo de lo que había visto desde un helicóptero.

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