Diario de León

El piloto quiso abrir la puerta a hachazos ante la falta de respuesta de su compañero

La caja negra recoge los empujones a la puerta y los gritos con los que intentó persuadir a Lubitz.

Las condiciones en las que se trabaja son muy difíciles.

Las condiciones en las que se trabaja son muy difíciles.

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colpisa | madrid

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Poco a poco, van conociéndose e interpretándose los sonidos y los silencios que quedaron grabados en la caja negra del Airbus que se desintegró en los Alpes. Ayer se supo que el piloto de la nave, Patrick Sonderheimer, abandonó su puesto momentáneamente para ir al servicio y a la vuelta se encontró con la puerta de la cabina cerrada.

Ninguno de los protocolos para abrirla funcionó ya que Lubitz la bloqueó desde dentro. Sonderheimer, que estaba casado y tenía dos hijos, golpeó la puerta inicialmente con los nudillos para pedir a su compañero que le franqueara el acceso. Primero lo hizo con golpes leves pero poco a poco fueron ganando en intensidad. La caja negra recoge con nitidez esos empujones a la puerta y los gritos con los que intentó persuadir a su copiloto, que no le respondió ni una sola vez durante los ocho minutos que pasaron desde que se quedó solo hasta que estrelló el avión contra los Alpes franceses.

Sin éxito

Tal fue la angustia vivida entre la tripulación al intuir las intenciones de Andreas Lubitz que el capitán llegó a utilizar un hacha para intentar derribar la puerta, aunque no tuvo éxito.

Portavoces de Germanwings han confirmado durante las últimas horas que entre el «material de emergencia» que portan habitualmente los Airbus A-320 como el que realizaba la ruta entre Barcelona y Düsseldorf se encuentra siempre un hacha de ciertas dimensiones.

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