Revés judicial
La justicia avala las escuchas que permitieron imputar a Sarkozy
El Tribunal de Apelación de París posibilita que siga la investigación contra el ex presidente por corrupción y tráfico de influencias
Nicolas Sarkozy ha vuelto a tropezar con los tribunales. La justicia francesa ha avalado este jueves las escuchas telefónicas que llevaron a la imputación del ex presidente francés en 2014 por corrupción, tráfico de influencias y violación de secreto profesional.
El tribunal de apelación de París ha dado por bueno el procedimiento y permite que la investigación judicial, paralizada desde el pasado otoño, siga su curso. Los magistrados podrán así explotar las conversaciones telefónicas entre Nicolas Sarkozy, que usa el alias de Paul Bismuth, y su abogado, Thierry Herzog.
Un revés judicial que puede complicar las aspiraciones presidenciales del antiguo inquilino del Elíseo, que en su momento dio a su imputación y posterior detención par acudir a declarar ante los jueces una lectura política.
Sarkozy es sospechoso de haber intentado influir en las decisiones del magistrado encargado del llamado ‘caso Bettencour’ Gilbert Azibert, a través de su abogado.
El asunto estalla en marzo del 2014, cuando los jueces de instrucción Patricia Simon y Claire Thépaut sospechan que Nicolas Sarkozy quiso, a través de su abogado, obtener determinadas informaciones --protegidas por el secreto profesional—relacionadas con un caso judicial en el que estaba implicado.
A cambio de lograr las agendas del caso Bettencourt a través del magistrado del Tribunal de Casación, Gilbert Azibert, Sarkozy le habría prometido a éste echar mano de sus contactos para conseguirle un puesto de prestigio en Mónaco. De Azibert se sospecha que intentó que la decisión del Tribunal en el este caso fuera favorable al ex presidente francés.
Tanto Sarkozy como su abogado fueron sometidos a escuchas telefónicas en septiembre del 2013 por orden del juez de instrucción encargado de la supuesta financiación libia de la campaña electoral de las presidenciales del 2007. Al final, ni Azibert ni Sarkozy se salieron con la suya.