Tsipras se encomienda a Juncker para atajar la situación de Grecia

O sí o sí. Las cartas están encima de la mesa, la paciencia bajo mínimos y ya sólo queda una salida posible a la secular crisis griega: o acuerdo o acuerdo. O pacto o el abismo de una impredecible ruptura de la Eurozona. Y anoche, comenzó a escribirse el desenlace final. Ocurrió en Bruselas, en la sede de la Comisión Europa. Por un lado, el presidente comunitario, Jean-Claude Juncker, por el otro, el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, y sobre la mesa, dos borradores de propuestas sobre medidas estructurales que Grecia, si quiere dinero europeo para subsistir, deberá acometer sí o sí. Las noches de Bruselas tienen magia y Tsipras quiso comprobarlo en primera persona. No le quedan muchas bazas, su tiempo se está agotando. De hecho, hoy deberá pagar al FMI 301 millones que quizá ni tenga, así que la amenaza de un histórico impago es demasiado real.

Llegó al Berlaymont a las 20.32 horas. Puntual, sonriente, acompañado por su reducido círculo de estrechos colaboradores y decidido a intentar sellar un acuerdo político de mínimos con un no menos sonriente Juncker —si algo le sobra al veterano luxemburgués son tablas y dominio de la escena—. Mantuvieron una reunión, cenaron y charlaron hasta bien entrada la noche. Al cierre de esta edición, nada había trascendido.