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El G7 se conjura contra Putin por Ucrania y contra el Estado Islámico

La cita de Baviera acaba con la amenaza de endurecer las sanciones a Rusia.

Merkel y Obama, frente a las montañas Wetterstein.

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Juan Carlos Barrena | Berlín
León

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La cumbre del G7 se cerró ayer en el Palacio de Elmau, al pie de los Alpes bávaros, con nuevas amenazas a Rusia y el consenso entre los jefes de Estado y gobierno de Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Japón de que las actuales sanciones contra el Kremlin no se levantarán mientras Moscú no aplique hasta el último punto de los acuerdos de paz de Minsk para acabar con la crisis de Ucrania. «Estamos también dispuestos, si es necesario, aunque no es nuestro deseo, a endurecer las sanciones», dijo la canciller y anfitriona de la reunión, Angela Merkel, en la rueda de prensa final.

El presidente estadounidense, Barack Obama, agradeció los esfuerzos de mediación y la «extraordinaria resistencia y paciencia» en el conflicto a Merkel y al presidente francés, François Hollande, pero subrayó que la solución depende del presidente ruso, Vladímir Putin, quien debe decidir si quiere seguir «el deseo desorientado de recuperar un reino soviético» y asumir con ello el hundimiento de su propia economía. Ni Merkel ni Obama quisieron precisar, sin embargo, de qué manera podrían incrementar el castigo contra Rusia si no pone fin a las operaciones de los separatistas en el este de Ucrania.

Compromiso

«Muy productiva» resultó la cita en palabras de la jefa del Gobierno alemán, que consiguió arrancar de los presentes, con vistas a la cumbre del cambio climático en Paris, el compromiso de limitar el calentamiento de la atmósfera a dos grados que aconsejan los científicos y acabar con las reticencias de Japón y Canadá, además de convencer al resto de estadistas de apostar por el fin de las energías fósiles en favor de las renovables.

Merkel se mostró satisfecha por los compromisos vinculantes de sus colegas de cara a París, en particular contribuir al fondo de 90.000 millones de euros que comenzará a funcionar en 2020 para apoyar a los países en vías de desarrollo en el uso de energías limpias. El acuerdo fue alabado incluso por representantes de ONG ecologistas como Avaaz o Greenpeace.

Los líderes del G7 abordaron también durante la última jornada el terrorismo islamista y sumaron al debate a los presidentes de Nigeria, Muhammadu Buhari, y Túnez, Beji Caid Esebsi, así como el primer ministro de Irak, Haider al-Abadi. La declaración final alude a Libia, país que, según el G-7, necesita urgentemente de un gobierno de unidad para superar su división y la presencia de sucursales de los grupos radicales.

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