Strauss-Kahn, absuelto de la acusación de proxenetismo después de cuatro años
El ex ministro galo se arriesgaba a una condena de diez años por escándalos sexuales.
El ex director del FMI, Dominique Strauss-Kahn.
Dominique Strauss-Kahn pasó ayer página al capítulo de sus escándalos sexuales. El epílogo fue firmado por el Tribunal Correccional de Lille (norte de Francia). Su absolución de proxenetismo agravado en el caso Carlton cierra cuatro años de tribulaciones con la justicia que arruinaron la carrera política del ex ministro socialista y le obligaron a renunciar a la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI). A los 66 años, el brillante economista, divorciado de la periodista Anne Sinclair, continúa una segunda vida como conferenciante y consultor de gobiernos atraídos por su codiciada agenda de relaciones en todo el mundo
La sentencia leída por el juez Bernard Lemaire da la puntilla al endeble edificio jurídico construido durante tres años de instrucción en Lille. DSK, siglas por las que es conocido el acusado estelar del caso, se arriesgaba en teoría a una condena de hasta diez años de prisión con multa de millón y medio de euros. Pero el fiscal Frédéric Fèvre ya había pedido la absolución lisa y llana por falta de pruebas el pasado 17 de febrero al cabo de tres semanas de juicio rodeado de una enorme expectación
El tribunal contradice las tesis de los dos jueces instructores que consideraban a DSK el eje central de las orgías organizadas con prostitutas entre 2008 y 2011 en Lille, París, Bruselas y Washington a sabiendas de que eran profesionales del sexo, algo que él siempre negó. Si el auto de procesamiento, de 210 páginas, concedía valor probatorio a las declaraciones incriminatorias de las mujeres contratadas por amigos empresarios deseosos de ganarse los favores del influyente político, la sentencia, de 147 folios, insiste en la inconsistencia y las contradicciones de esos testimonios.
Disfrute
En los considerandos, se argumenta que no está demostrado el conocimiento por DSK de las actividades reales de las prostitutas y tampoco puede resultar de sus indumentarias, de prácticas sexuales como la sodomía o de sus funciones en el FMI. En todo caso, «no hizo más que disfrutar como otros de las modalidades de la prestación sexual de grupo en la que participaba»
También constata que «el procesado, que se reivindica libertino, no procedió al reclutamiento o al pago de la prestación» de las profesionales. Añade que «no puede imputársele un papel de instigador a la vista de los 35 sms que intercambió en un período de 22 meses» cuyo estilo soez y descarnado atribuye a los lazos de amistad con los organizadores de las veladas