MINICUMBRE MIGRATORIA EN BRUSELAS
Campamentos para 100.000 refugiados en la ruta balcánica
La UE y el ACNUR habilitarán las plazas de acogida, la mitad de ellas en Grecia. Varios países se culpan del caos en la gestión de la crisis de los desplazados
«No hemos sido muy efectivos hasta ahora. Europa tiene que demostrar que es un continente de valores y solidaridad. Esta noche hemos dado un paso pero necesitaremos dar más para superar este test», proclamaba esta madrugada la cancillera alemana, Angela Merkel, tras más de ocho horas de reunión con una docena de líderes y dirigentes europeos convocados para buscar soluciones inmediatas que ayuden a terminar con el caos que vive la ruta de los Balcanes occidentales. Entre los compromisos que salen del encuentro: la creación de 100.000 nuevas plazas para la acogida de refugiados, la mitad de ellas en Grecia, el envío de 400 policías a Eslovenia y más control y registros en las fronteras con Serbia, Macedonia y Albania para ralentizar el éxodo y evitar que lleguen a la Unión Europea sin control.
La cita arrancaba a primera hora de la tarde con un cruce de reproches generalizado entre numerosos dirigentes europeos. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, echaba balones fuera y se quejaba de que el problema está en Turquía, un país no invitado a la cita de ayer. Su colega macedonio, Gjorge Ivanov, acusaba a Atenas de complicar las cosas manteniendo cortada la comunicación al más alto nivel político entre ambos gobiernos y lo mismo hacía el primer ministro esloveno, Miro Cerar, sobre la actitud del Gobierno croata que a su vez se quejaba de que si Croacia tiene actualmente problemas y se ha visto obligada a cerrar a cal y canto sus fronteras con Eslovenia se debe a que otros países no están haciendo un control adecuado.
REPROCHES Y PACTO
Fueron varios además los que directamente señalaron con el dedo hacia Grecia como el origen del problema. Desde el primer ministro croata, Zoran Milanovic, hasta el húngaro Viktor Orbán, que aprovechaba el encuentro para ponerse medallas y recordar que ha propuesto en varios Consejos Europeos el refuerzo de la frontera de Grecia con Turquía sin que sus ideas hayan sido escuchadas. «He sugerido varias propuestas pero ninguna ha sido aceptada», recordaba. «Si no hay un plan concreto e inmediato creo que puede ser el principio del final de la UE», añadía Cerar sobre las consecuencias de no conseguir alumbrar ninguna nueva medida.
Finalmente, la presión de Alemania y la necesidad de salir con algún tipo de acuerdo bajo el brazo permitió anoche a los 13 países invitados alumbrar un plan con varias medidas concretas. Para empezar, los países implicados se comprometen a crear 100.000 plazas de acogida para refugiados con el apoyo del Alto Comisionado de Naciones Unidas para el Refugiado (ACNUR). Grecia se compromete a aumentar su capacidad de acogida «antes de que termine» el año en 30.000 plazas adicionales y a apoyar al ACNUR para ayudar a otras 20.000 al menos.
A estas 50.000 plazas en Grecia se sumarán otras 50.000 a lo largo de los países por los que trascurre la ruta de los Balcanes. «No puede ser que en el año 2015 se deje a la gente dormir en campos con temperaturas muy bajas», advertía el presidente de la Comisión y anfitrión del encuentro, Jean-Claude Juncker.
El objetivo de esta medida es ralentizar el éxodo masivo de refugiados hacia los países del norte de Europa. Por eso otra pata importante será garantizar que todas las personas son registradas e identificadas para evitar que el proceso siga sin control. Los países se comprometen en este sentido a registrar a todos los inmigrantes y solicitantes de asilo que lleguen a su territorio, haciendo un uso máximo de los datos biométricos y a reforzar el control en las fronteras, no solo entre Grecia y Turquía, sino también entre las fronteras europeas con Serbia, Albania y Macedonia. "Sin registro no habrá derechos", avisó anoche Juncker.
400 POLICÍAS A ESLOVENIA
La declaración final, que incluye 17 medidas, también anuncia el despliegue en una semana de 400 agentes de policía en Eslovenia para ayudar a sus autoridades a gestionar unas llegadas que han superado las 60.000 personas en los últimos diez días y confirma el principio de que aquellos que no confirmen su deseo al asilo no serán aceptados.