Turquía repite unas elecciones clave para el poder de Erdogan

Cinco meses después de unas elecciones generalesinconcluyentes, casi 57 millones de turcos vuelven este domingo a votar de manera anticipada. «¡No has cambiado nada!», le dice una urna a un elector en la portada del semanario satírico Penguen. Y aunque, en efecto, el encuentro con las papeletas sea muy reciente, las circunstancias se han transformado de manera muy significativa enTurquía: ha saltado por los aires el proceso de paz con la guerrilla kurda del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), han muerto 135 personas en dos atentados terroristas atribuidos acélulas yihadistas turcas y se ha polarizado aún más un país cuyo único beneficiado aparente del conmigo o contra mí es el presidente,Recep Tayyip Erdogan.

Los planes del jefe de Estado para transformar Turquía en una república presidencialista y ganar poderes ejecutivos pasan porque el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista -cada vez menos moderado, cofundado por Erdogan y que dirige en la sombra)- logre una mayoría cualificada (dos tercios de los 550 escaños). Pero aunque gran parte de las encuestas le otorgan un ligero aumento respecto al casi 41% logrado en los comicios de junio, resulta insuficiente siquiera para gobernar en solitario. «Queremos trabajar solos», ha sido el lema de esta campaña del AKP.

 

La mayoría absoluta

Así, la estrategia electoral del AKP ha pasado de la brocha al pincel, de los mítines multitudinarios de demostración de fuerza a centrarse en aquellos lugares, 39 distritos del país, en los que dejaron de ganar algún diputado más por un margen de votos de unos pocos miles. O de 943 sufragios, como en la nororiental Gümushane. «El objetivo no es aumentar el porcentaje de votos, sino incrementar el número deescaños», asegura el director de organización del AKP, Mustafa Atas. Lo suficiente para lograr al menos una mayoría absoluta: de los 258 diputados logrados en junio hasta los 276 necesarios para no depender de nadie.

En el caso de Burdur, en el sur, el Partido del Movimiento Nacional (MHP, ultranacionalista) se hizo con un escaño por una diferencia de unos 2.500 votos, en detrimento del AKP.

Y aunque el resto de los partidos reconocen que la táctica para este adelanto electoral ha sido centrarse en mejorar los resultados en zonas con margen de crecimiento, solo el AKP cuenta con el respaldo de los recursos del Estado. "Cada día, vienen personalidades del gobierno (interino) para demostrar el poder en Burdur», denuncia Mehmet Göker, diputado por esta región del Partido Republicano Popular (CHP, socialdemócrata laico). «Aquí decimos que «vienen a tu comida», como para mostrar que tienes al Gobierno en tu casa. Lo hacen con vehículos oficiales. El AKP está usando los recursos del Estado», lamenta.

«La ministra de Familia, que es de Burdur, ha venido aquí y ha prometido nuevos servicios», explica a este diario Alparslan Dursun, diputado del MHP en Burdur. «No están haciendo una campaña limpia. El AKP se comporta como si fueran a ganar, así que están prometiendo como si tuvieran el poder. Queremos que la gente vote sin presiones».

 

La guerra con el PKK

El reinicio de los enfrentamientos armados entre el PKK y el Ejército, con la consecuente tensión e inestabilidad en el país (provocada de manera interesada, según analistas críticos con la gestión del AKP), ha convencido a varios votantes de que el gobierno en solitario del AKP, aun distinto de sus ideologías, es mejor que una coalición nacional.

Ulanç Areyan, un funcionario de 37 años, es uno de los electores que puede inclinar la balanza de Burdur en favor del AKP. En junio votó por el MHP, pero en esta ocasión lo hará por el AKP. «Quiero estabilidad y crecimiento para que mejore la economía. Y para eso hace falta un solo partido», dice. Cuando se le pregunta por el historial en materia de derechos de ese partido, en el gobierno desde 2002 y con mayoría absoluta hasta junio, Areyan elude responder.