WIKILEAKS
Ecuador autoriza a Suecia interrogar a Assange en su embajada en Londres
Un acuerdo entre Estocolmo y Quito permitirá tomar declaración al fundador de Wikileaks por presunta violación
Después de meses de negociaciones y a un poco más de tres años del asilo de Julian Assange en la embajada ecuatoriana en Londres, Ecuador y Suecia se encaminan a darle una solución a un problema que ha excedido la controversia bilateral. Suecia, de acuerdo con Cecilia Riddselius, del ministerio de Justicia, ha alcanzado un “acuerdo legal preliminar” con el Gobierno de Rafael Correa para interrogar al fundador de Wikileaks en relación a la causa de presunta violación.
El acuerdo es consecuencia de un reciente convenio sobreasistencia judicial en materia penal hecho a medida del caso Assange. La noticia tuvo inmediata repercusión en la prensa ecuatoriana. El acuerdo garantiza la aplicación y el respeto de la legislación nacional y de los principios del derecho internacional. Para la diplomacia sueca se trata “sin duda” de un instrumento “que fortalece las relaciones bilaterales”.
El asilo de Assange no solo había tensado los vínculos entre Estocolmo y Quito desde agosto de 2012. Ecuador encontró el apoyo de la Unión Sudamericana de Naciones y consideró que detrás de la extradición del fundador de Wikileaks estaba la mano de Estados Unidos y una tentativa de juzgarlo por las revelaciones que afectan a su seguridad.
UNA RELACIÓN AMBIVALENTE
Correa ha tenido con Assange una relación ambivalente. Llegó a decir que no tenía “simpatía” por su trabajo. Cuando comenzaron las filtraciones de Wikileaks, el presidente las consideró maniobras de distracción. Pero en abril de 2011, uno de los miles de cables confidenciales provocó nada menos que la expulsión de la embajadora de EEUU en Quito, Heather Hodges, bajo el epígrafe de “persona no grata”. Ecuador acusó a su vez a Estados Unidos de espiar a la policía ecuatoriana, protagonista en setiembre de 2010 de una tentativa golpista que puso en vilo a ese país.
El papel de Assange comenzó a ser valorado después que Correa leyera un libro proveniente de Buenos Aires, Wiki Media Leaks, escrito por los periodistas Martín Becerra y Sebastián Lacunza. En esas páginas se cuenta, sobre la base de cables que los medios ecuatorianos no habían publicado, la estrecha relación que estos tenían con la embajada norteamericana. Correa tiene una dura pelea con los principales diarios y canales de televisión que ha merecido fuertes reparos internacionales. En el momento en que Assange entró en la embajada ecuatoriana de Londres, la opinión de Correa sobre el fundador de Wikileaks había cambiado. “No lo expondré a la pena de muerte”, dijo.
Ese argumento fue reiterado por la diplomacia ecuatoriana en noviembre pasado, en medio de las negociaciones con Estocolmo. “Les dijimos que vengan a tomarle declaración porque, si sale, los británicos le van a tomar preso y, si lo mandan a Estados Unidos, le van a poner o cadena perpetua o condenar a muerte, y eso es lo que nos preocupa”, dijo el vicecanciller ecuatoriano, Xavier Lasso. Cuando el acuerdo con Suecia estaba encaminado, Correa dijo que la fiscalía sueca “siempre se pudo hacer” el interrogatorio pero “nunca lo quisieron hacer” porque la calidad del procedimiento era dudosa.