La pujanza de Trump enfrenta al Partido Republicano en Estados Unidos

Mercedes Gallego | Concord

Donald Trump ganó el martes las primarias de New Hampshire como a él le gusta, a lo grande. Su 35% de los votos supone más del doble de lo que obtuvo el siguiente candidato, el gobernador de Ohio John Kasich, con un escaso 16%, y habría que sumar a los tres siguientes para superarle ligeramente. Eso es precisamente lo que pretende el aparato del Partido Republicano para frenar su escandaloso ascenso a la cima política, pero en la lista de aspirantes a representar al partido conservador en las presidenciales de noviembre quedan todavía, tras la retirada ayer del gobernador de New Jersey, Chris Christie, y de la empresaria Carly Fiorina, otros seis nombres además del del multimillonario que ha tocado la fibra racista e intolerante del pueblo americano. Y eso no es nada para los 17 que empezaron la competición hace un año.

Una división del voto tradicional que explica la abrumadora victoria de esta estrella de reality show, cuya base le es tan fiel que «podría ponerme a disparar a la gente en la Quinta Avenida y me seguirían votando», ha dicho. Eric Cantor, que fue líder de los republicanos en el Congreso, pensó que era un farol. Hace tres semanas, en Davos, aseguró al jefe de la bioética Zeke Emanuel que Trump no ganaría «ni una sola primaria». Después de quedar segundo en Iowa y primero en New Hampshire, hoy los analistas advierten que si vuelve a ganar en Carolina del Sur puede ser imparable.