Cruce de acusaciones entre EE UU y Rusia pese a su pacto sobre Siria
Washington critica los ataques de Moscú sobre la oposición y su defensa de Bachar al Asad.
Juan Palop | Múnich
El cruce de acusaciones entre EE UU y Rusia vivido ayer en la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) evidenció las diferencias de fondo que mantienen ambos sobre Siria, pese al acuerdo que alcanzaron para frenar la violencia.
Los bombardeos rusos en Siria —sobre terroristas, según Moscú, y sobre la oposición, según Occidente—, así como el papel futuro del presidente sirio, Bachar al Asad, a quien sólo defienden Rusia e Irán, amenazan la implementación del compromiso para un cese de las hostilidades alcanzado ayer.
El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, se mostró optimista al intervenir en la jornada central de esta cita en la ciudad alemana, el «Davos de la Defensa», y llegó a asegurar que «las decisiones de los próximos días y semanas, de unos meses, pueden acabar la guerra en Siria». A su juicio, es preciso aprovechar el acuerdo para un cese de hostilidades la próxima semana en Siria, trabajar para que tenga éxito y avanzar hacia una «solución política» que traiga la paz y evite una «escalada sin fin» de la violencia. De no aprovecharse esta ventana de oportunidad, advirtió, la situación puede obligar a que se tengan que tomar «serias decisiones en el futuro».
Además, no dudó en criticar la estrategia militar de Rusia en Siria, que está bombardeando para facilitar el avance del ejército del régimen, así como la defensa del presidente sirio, Bachar al Asad. Es «crucial», afirmó, que los bombardeos de Rusia «cambien», ya que «la gran mayoría de los ataques» de sus fuerzas aéreas se han concentrado en «los grupos opositores».
Desde Francia
Estas críticas se sumaron a las que hizo en este mismo foro el primer ministro francés, Manuel Valls, quien exigió que se detengan «los bombardeos a civiles» en Siria.
Con respecto al presidente sirio, Kerry instó a Moscú a no enrocarse en su defensa, ya que «la mayoría no cree que se pueda lograr la paz con Asad al frente del Gobierno».
Por parte de Rusia, su primer ministro, Dimitri Medvédev, y su titular de Exteriores, Serguéi Lavrov, respondieron en la MSC a las críticas de Occidente sobre estos dos puntos. Medvédev aseguró que «no hay ninguna evidencia» de que Rusia esté «bombardeando civiles» en Siria, mientras que Lavrov abogó por no «demonizar» a Asad, sino al terrorismo yihadista, e instó a EE UU a trabajar «en equipo».
El ministro de Exteriores ruso advirtió a Washington de que es «clave» un «contacto honesto» y una «coordinación diaria a nivel militar» entre EE UU y Rusia, o en caso contrario será «imposible implementar nada».Asimismo, Lavrov restó importancia a las acusaciones de que Asad emplea el hambre como arma, asegurando que «todos» están «haciendo algo mal desde el punto de vista humanitario», y apostó por resolver estas cuestiones «de forma simultánea».