Refugiados: la vuelta a casa tras la decepción en Europa
Las malas condiciones de acogida y la espera para el asilo hace que muchos al final desistan.
Eukene Oquendo | Viena
Europa no es la tierra prometida que imaginaron. Las malas condiciones de acogida y, sobre todo, la larga espera hasta resolver su petición de asilo son las razones por las que muchos refugiados e inmigrantes que llegaron a Alemania, Suecia o Austria deciden emprender el camino de vuelta. «Vine aquí buscando un futuro mejor, para poder trabajar y traer a mi familia, creía que iba a ser más fácil. Estoy decepcionado», cuenta a Efe Goran Jalal Rafik, un iraquí de 22 años de edad.
Llegó a Viena a comienzos de febrero, tras gastarse 6.500 dólares en un peligroso viaje de dos semanas desde Kirkuk, en el norte de Irak, por Turquía, Grecia, Macedonia, Serbia, Croacia, Eslovenia y, finalmente, Austria.
Pese a lo sufrido en el camino, al quinto día de vivir en un centro de refugiados, donde hay otros inmigrantes pero también gente sin hogar y drogadictos, Goran decidió que en Europa no hay futuro para él y que quiere volver a casa. «Tengo miedo de vivir ahí porque la gente toma drogas y me han robado mi dinero y mi móvil. Llevo 10 días sin poder ducharme. Por eso quiero volver», asegura. Goran vino huyendo de los yihadistas de Dáesh que amenazaban su ciudad. «No tengo miedo a Dáesh, pero me preocupa lo que les pueda pasar a mi hija de tres meses y a mi mujer, además del futuro que nos espera allí», dice.
Él no es el único que ha decidido enterrar su sueño europeo y lanzarse a una nueva ruta, esta vez de regreso a casa. En 2015, unos 8.350 solicitantes de asilo abandonaron Austria, un 60 % de forma voluntaria, según datos oficiales.