Diario de León

Obama elige a un moderado para el Supremo pero enfrenta el bloqueo republicano

Los conservadores insisten en negarse siquiera a votar la confirmación en el Congreso del juez Merrick Garland

El juez Merrick Garland junto al presidente Barack Obama.

El juez Merrick Garland junto al presidente Barack Obama.

Publicado por
IDOYA NOAIN
León

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La guerra política en Estados Unidos por el Tribunal Supremo entra en una nueva fase. El presidente, Barack Obama, ha anunciado este miércoles su selección del juez moderado Merrick Garland para sustituir al recientemente fallecido Antonin Scalia. Ese trascendental paso, no obstante, es probablemente inútil. Los republicanos, que controlan el Congreso, insisten en que quieren esperar a que sea el próximo presidente quien escoja al magistrado y han reiterado su oposición a iniciar siquiera el imprescindible proceso de confirmación de Garland en las cámaras.

En la selección, Obama ha jugado inteligentemente sus cartas. Garland, nativo de Chicago, es un respetado y brillante jurista formado en Harvard y con experiencia tanto en el sector privado como en el Departamento de Justicia. Cuando fue nominado por Bill Clinton en 1997 para el Tribunal Federal de Apelaciones recibió apoyo en su confirmación de demócratas pero también de 32 republicanos. El juez Garland llegó también a la lista de finalistas de Obama cuando consideró candidatos para llenar otras dos vacantes (para las que acabó eligiendo a las juezas Sonia Sotomayor y Elena Kagan) y en ese momento destacados republicanos como el senador Orrin Hutch lo definieron como "un candidato de consenso" que "recibiría amplio apoyo de los dos partidos".

CONTROL REPUBLICANO

Las cosas son muy distintas ahora. En año electoral, y con el control de las dos Cámaras del Congreso, los republicanos han dejado claro que bloquearán la confirmación en el Senado. Este mismo miércoles Paul Ryan, el speaker de la Cámara Baja y el más alto cargo republicano en EEUU, ha reiterado que no organizarán siquiera las vistas de confirmación, paso imprescindible antes de votar. Y el martes lo hacía Charles Grassley, que preside el comité judicial del Senado y que ha dicho que "el próximo juez del Supremo podría cambiar dramáticamente la dirección del Tribunal" e insiste que los ciudadanos merecen "tener una voz" en la elección.

Obama es consciente de que el bloqueo es una realidad, sin precedentes y probablemente insuperable, y ha aprovechado el anuncio de la nominación de Garland en el Rose Garden de la Casa Blanca para lanzar un duro mensaje a los republicanos. Ha considerado "inaceptable" que se convierta al juez en "una piñata política", especialmente en una campaña que ha definido como "más volátil y más ruidosa que de costumbre". "Solo les pido que le den una vista de confirmación justa y una votación. Si no lo hacen estarán abdicando de sus deberes constitucionales", ha dicho el presidente, alertando de que si no lo hacen "la reputación del Tribunal Supremo, la fe en el sistema de Justicia y la democracia sufrirán inevitablemente".

Su comprensión de la situación también parece latir tras la selección de Garland. El juez, que cuando trabajó en el Departamento de Justicia preparó el caso por los atentados de Oklahoma y de Una bomber, tiene 63 años y esa es una edad elevada para llegar al principal Tribunal del país, donde se ocupa el cargo con caracter vitalicio. Con su selección Obama parece estar enviando a los republicanos el mensaje de que tienen una elección que hacer: aprobar a un magistrado relativamente mayor o arriesgarse a que, si Hillary Clinton es finalmente la nominada demócrata y es elegida presidenta en noviembre, ella seleccione a un juez mucho más progresista y más joven que podrá pasar más años en el Supremo y con ello influir mucho más tiempo en las decisiones.

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