Un mega cerebro electrónico ‘made in Spain’ contra la yihad
El pasado 29 de febrero el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, estampó su firma en un documento de apenas dos páginas. Al otro lado de la mesa se sentaban los dos representantes legales de la empresa Indra. Aquel acto protocolario alumbraba, tras un parto de más de un año lleno de problemas técnicos y sobre todo legales, el que probablemente sea el mayor desafío científico nunca encarado por el Ministerio del Interior: el ‘proyecto PNR’ (Passenger Name Record). Tres palabras para definir una herramienta rayana con la ciencia ficción. Un mega cerebro electrónico capaz de detectar posibles perfiles de yihadistas a través del cruce de datos de las listas de pasajeros aéreos con millones de informaciones procedentes de todo tipo de bases, desde policiales a bancarias, pasando por todos los datos «abiertos» que puedan extraerse de Internet. Y todo, en tiempo récord. El objetivo —no lo ocultan los responsables de los servicios antiterroristas— es poder tener una aplicación que, de manera automática y sin intervención humana, pueda alertar sobre activistas ocultos con un pasado de viajes o actitudes que desvelen un perfil potencialmente yihadista, como podría ser el caso de los terroristas de París o Bruselas.
El nuevo pliego de prescripciones técnicas del PNR, al que ha tenido acceso este periódico, da buena cuenta del desafío al que se van a tener que enfrentar los técnicos de Indra para localizar posibles terroristas siguiendo su «huella digital». «Los pasajeros que viajan —señala textualmente el pliego técnico— dejan una huella digital a medida que avanzan a través de las ciudades y aeropuertos». Cruzando esos datos con la información de otras innumerables bases el reto es «predecir comportamientos o alertas sobre movimientos y decisiones inesperadas» fundamentalmente de terroristas. Interior establece hasta 28 «requisitos funcionales» que tendrá que cumplir la herramienta que debe estar funcionando en menos de dos meses.