El Ejército de Pakistán lanza una ofensiva contra la franquicia local del Estado Islámico
La operación, en la que participan también paramilitares, arranca tras el atentado del sábado en Lahore contra cristianos y que mató a 72 personas
El Gobierno de Pakistán tiene previsto poner en marcha una vasta operación militar en la provincia de Punjab, la más rica y grande del país, para combatir a los grupos yihadistas, en particular a la organiación armada filial del Estado Islamico que perpetró el brutal atentado del domingo en la ciudad de Lahore y que acabó con la vida de 72 personas y dejó heridas a 340. En la operación participarán también fuerzas paramilitares.
El portavoz del Ejército, el general Asim Bajwa, ya ha dado por hecho el inicio de la ofensiva al afirmar que se han llevado a cabo varios ataques que se han saldado con la detención de un número no revelado de personas.
Los peores presagios de la comunidad cristiana de Pakistáncumplieron con el atentado del sábado, perpetrado por un suicida y que ha sido reivindicado por el grupo denominado Jamaat-ur-Ahrar, escindido de los talibanes en el 2014, y que se ha convertido en la franquicia del Estado Islámico. "El objetivo fueron los cristianos", ha afirmado un portavoz de los terroristas.
El atentado se proddujo casi un mes después de que se cumpliera lapena de muerte contra el radical Mumtaz Qadri, acusado de asesinar en el 2011 a Salman Taseer, entonces gobernador del Punjab, un político favorable a reformar la controvertida ley sobre la blasfemia, considerado delito en este país musulmán. Para los yihadistas, Qadri se ha convertrido en un héroe.
"La comunidad cristiana se esperaba un golpe duro después de la ejecución de Qadri, sobre todo con ocación de las fiestas religiosas de Pascua", ha dicho Shamoon Gill, un cristiano portavoz de una organización que defiende las minorías en Pakistán.
A pesar de que los autores del atentado en su comunicado no han mencionado a Qadri, en el momento del ataque miles de simpatizantes del yihadista se enfrentaban en Islamabad a la policía. Los manifestantes exigían que se cumpla la condena a muerte contra la cristiana, Asia Bibi, acusada de blasfemia.
CONDENA DEL PAPA
El papa Francisco ha condenado el "horrible" atentado y ha pedido a las autoridades de Pakistán que hagan todo lo que esté en sus manos para asegurar la seguridad de la población, en particular la minoría cristiana, un 2% de los cerca de 200 millones de habitantes que tiene Pakistán.
El atentado del sábado es el último ataque cometido contra los cristianos paquistanís, comunidad que se ha convertido en uno de los blancos preferidos de los radicales musulmanes. En 2013 en Peshawar, un doble atentado suicida en una iglesia mató a 82 personas.
El defensor de lo derechos humanos Hussain Naqi ha afirmado que los cristianos "son víctimas de una larga serie de persecuaciones en el país". "Nosotros trasmitimos a los niños una histoia deformada, falsa, de que el mulá es piadoso y las minorías son malas, y esto es una tendencia muy peligrosa", ha advertido Naqi.
Los cristianos, y otras minorías como los hindús y los ahmadis, sufren también discriminación en el mundo del trabajo, y viven bajo la amenaza constante de ser acusados de blasfemia.