La guerra republicana de EE UU

Colpisa | Nueva York

Uno por uno, los tres hombres que quedan en pie en la batalla por la candidatura presidencial del Partido Republicano se negaron el martes a honrar su promesa de apoyar a cualquiera que se alce como nominado. Con ello sentaban las bases para lo que todo el mundo viene barruntando, que la convención que el partido conservador celebrará en Cleveland para nominar al candidato no será una coronación, sino una guerra. El que más razones tiene para estar inquieto es Donald Trump, que al ritmo al que anota victorias será, como mínimo, el candidato más votado. Sus otros dos rivales no dejaron lugar a dudas. «Nominar a Trump sería un descarrilamiento total, le entregaría las elecciones en bandeja a Hillary Clinton», respondió Ted Cruz. El tercero en discordia, el gobernador de Ohio John Kasich, lamentó que todos los candidatos hubieran aceptado en el primer debate de agosto pasado apoyar a quien resultase nominado, «pero qué diantres, era el primer debate».