DECISIÓN DEL TS ESTADOUNIDENSE
El Supremo bloquea el plan de Obama para proteger a millones de inmigrantes
Cinco millones de simpapeles con hijos estadounidenses podrán ser deportados
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dejado en un limbo el plan de Barack Obama para proteger de la deportación a cinco millones de inmigrantes indocumentados. Los ocho magistrados de la máxima instancia judicial del país fueron incapaces de validar o invalidar la constitucionalidad del decreto emitido por el presidente en 2014, al resolverse su votación en un empate a cuatro, por lo que se mantendrá la decisión previa de un tribunal inferior que anuló la implementación de la medida. Este desenlace trunca uno de los pilares con los que Obama pretendía cimentar su legado.
El revés judicial tendrá consecuencias prácticas para millones de personas. Nuevamente tendrán que vivir con el miedo a la patada en la puerta o a un alto en los controles de tráfico. El decreto de Obama, pronunciado después de que fracasaran todos sus intentos de aprobar una reforma inmigratoria, concedía permisos de trabajo y beneficios federales a los cerca de cinco millones de indocumentados con hijos estadounidenses o residentes legales. La deportación de todos ellos dejaba de ser prioritaria para las agencias encargadas de implementar las leyes migratorias, otorgándoles por tanto la seguridad de que no serían expulsados del país.
Pero desde el principio, la medida enervó a los republicanos, que acusaron al presidente de extralimitarse en sus poderes ejecutivos. Veintitrés estados gobernados por los conservadores impugnaron el plan ante los tribunales y una corte de apelaciones acabó fallando a su favor. La Administración llevó entonces el caso al Supremo, que este jueves ha sido incapaz de pronunciarse en un sentido u otro tras acabar la votación en empate. Todos votaron en función de su perfil ideológico.
ACATAR LA DECISIÓN
“La decisión de hoy mantiene en vigor lo que hemos dicho desde el principio: ninguna persona, ni siquiera el presidente, puede cambiar la ley unilateralmente”, ha dicho el fiscal general de Tejas, el conservador Ken Paxton, tras conocerse el desenlace en el Supremo. La Casa Blanca ha lamentado la decisión y ha reconocido que tendrá que acatarla. El asunto, ha dicho Obama, tendrá que resolverse en noviembre, cuando los estadounidenses acudan a las urnas a elegir entre un hombre partidario de expulsar a los 11 millones de indocumentados que viven en el país (Donald Trump) y una mujer partidaria de regularizar su situación a través de una reforma inmigratoria (Hillary Clinton).
“Ahora tenemos que decidir lo que somos como país y lo que queremos enseñar a nuestros hijos”, dijo el presidente en una comparecencia de prensa donde quedó de manifiesto su impotencia. “En noviembre los estadounidenses tendrán que decidir lo que nos importa y quienes somos”. El empate en el Supremo es una consecuencia directa del rechazo republicano a considerar la nominación del juez Merrick Garland, el magistrado propuesto por la Casa Blanca para ocupar el sillón que sigue vacío desde la muerte del ultraconservador Antonin Scalia. Ese bloqueo para impedir que el Congreso, dominado por los conservadores, si quiera considere su nominación no tiene apenas precedentes. La prerrogativa de proponer un juez para el Supremo cuando alguno fallece recae en el presidente.
UN JUEZ EXONERA AL POLICÍA ACUSADO DE MATAR A FREDDY GRAY EN BALTIMORE
La muerte de Freddy Gray también quedará impune. Un juez de Baltimore ha absuelto al único policía que fue acusado de homicidio involuntario en el caso de Gray, el afroamericano de 25 años cuya muerte desató una oleada de disturbios en la ciudad y puso al descubierto las tensiones raciales que permean en la sociedad estadounidense. El magistrado declaró al agente Caesar Goodwin no culpable de un asesinato de segundo grado al considerar que “existen pruebas suficientes para demostrar que el acusado diera o pretendiera dañar a Gray con su conducción”.
Gray fue arrestado en abril del año pasado sin motivo aparente, después de que echara a correr cuando varios policías le dieron el alto en un barrio pobre y negro de Baltimore. Los agentes lo esposaron en brazos y piernas y lo metieron en una furgoneta para trasladarlo a comisaría. La furgoneta hizo seis paradas en el camino y al llegar a su destino Gray tenía una grave lesión en la espina dorsal. Poco después, murió en el hospital. Seis agentes fueron imputados, pero solo uno, Goodwin, acusado de homicidio involuntario.