Diario de León

El secretario de Estado belga para el Asilo, a favor de prohibir el burkini

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EFE

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El secretario de Estado de Bélgica para el Asilo y las Migraciones, el nacionalista flamenco Theo Francken, manifestó hoy su apoyo a una eventual prohibición del burkini en el país "en nombre de la igualdad entre hombres y mujeres", si bien reconoció las dificultades jurídicas para adoptar esa medida.

"En nombre de la igualdad entre hombres y mujeres, me opongo al uso del burkini", aseguró el político perteneciente a la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) durante una entrevista en la emisora de radio Bel-RTL.

Francken admitió las dificultades jurídicas para aprobar la prohibición del traje de baño islámico, aunque insistió en avanzar hacia el veto.

"Debemos prohibirlo en las playas incluso si jurídicamente no resulta fácil. Yo estoy en contra de todos los elementos que someten a las mujeres", afirmó el secretario de Estado belga.

Francken aseguró que comparte el punto de vista del primer ministro francés, Manuel Valls, quien también expresó su oposición a la utilización de esa prenda la semana pasada.

"Estoy totalmente de acuerdo con las palabras que transmitió Valls, socialista, al Parlamento francés. Está en contra porque es un elemento de sumisión de las mujeres en nombre del islam", declaró el político flamenco, que calificó el uso del burkini de "inaceptable" e insistió en que él apoya "la igualdad entre hombres y mujeres".

El 17 de agosto, la diputada belga de origen marroquí Nadia Sminate, miembro del mismo partido que Francken, ya pidió prohibir el burkini en todo el territorio de Bélgica, tanto en las piscinas como en las playas.

Un día después, un portavoz del partido liberal francófono Movimiento Reformador (MR), al que pertenece el primer ministro Charles Michel, manifestó su disposición a debatir el veto del burkini porque esa prenda, que cubre totalmente el cuerpo de la mujer, "no fomenta la vida en común".

La polémica sobre el uso del burkini surgió en Francia con su prohibición en Cannes y Villeneuve-Loubet, ambas en la Costa Azul, y desde allí se ha extendido a Bélgica, pese a que no es frecuente su utilización en las playas, según confirmaron los alcaldes de varias ciudades costeras hace una semana al diario "De Standaard".

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