España insiste en recuperar credibilidad en el proceso político relativo a Siria
García-Margallo reconoce la «complejidad del tema» y las divergencias entre países.
efe | nueva york
El ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, dijo ayer que España está convencida de que para resolver el conflicto sirio no hay salidas militares y es necesario que recupere credibilidad el proceso para avanzar en un diálogo político entre las partes.
«Si esto falta, las soluciones pueden ser realmente catastróficas», afirmó Margallo, en una rueda de prensa que ofreció ayer en Nueva York.
El ministro español participó en los dos últimos días en dos reuniones en las que se analizó el conflicto sirio y la posibilidad de renovar el alto el fuego de siete días que se cerró el pasado día 19.
Las gestiones para extenderlo, sin embargo, han encontrado serios tropiezos por las tensiones vividas en los últimos días entre Estados Unidos y Rusia por reproches mutuos a raíz de varias acciones militares registradas en Siria desde el pasado fin de semana.
«No han sido de las reuniones más brillantes a las que yo he asistido», reconoció García-Margallo al reflejar «la complejidad del tema» y las divergencias no solo entre Estados Unidos y Rusia, sino de otros países con influencia directa en Siria.
Las reuniones, según el ministro español, han permitido compromisos genéricos, «pero que no dejan de ser importantes», como la reducción de la violencia y la urgencia de asegurar la ayuda humanitaria a las personas.
El Gobierno español, añadió el ministro, ha dicho que ninguna de las partes puede establecer condiciones que sean inaceptables para la otra y sostiene que «la Siria del futuro no va a parecerse a ninguna de las Sirias que una de las partes quiere».
En esa Siria futura, «inclusiva», no tienen cabida «personas que han cometido crímenes horrendos», subrayó Margallo, quien también insistió en que «en ningún caso se deben desmantelar las instituciones actuales», pues -recalcó- «no queremos caer en el error de Libia».
El ministro español, que estuvo acompañando al rey Felipe VI en las intervenciones que ha tenido en la Asamblea General de la ONU y en otras conferencias, también participó en una de las reuniones paralelas que analizó específicamente el conflicto de Libia.