La ‘guerra fría’ entre la Otan y Rusia vive su último capítulo en Ceuta
La Alianza Atlántica interviene para que España cancele la escala de buques rusos.
mateo balín | madrid
La soterrada lucha entre la Otan y Rusia desde la intervención militar en Ucrania en 2014 sigue sumando capítulos. Si el pasado 22 de septiembre cazas militares españoles interceptaron dos bombarderos rusos sin plan de vuelo en aguas internacionales del Golfo de Vizcaya, esta vez la tensión llegó en el Estrecho de Gibraltar. La razón fue la escala en Ceuta que una flota de la Armada rusa con destino al Mediterráneo Oriental, probablemente a Siria, tenía previsto realizar ayer y que finalmente fue cancelada por el Gobierno tras la intervención de la Alianza Atlántica, empujada por la airada negativa del Reino Unido.
El departamento de José Manuel García-Margallo, ministro de Exteriores en funciones, es el encargado de conceder los permisos para las escalas de buques extranjeros en puertos españoles. En septiembre pasado aprobó el permiso para esa parada de la flota rusa, capitaneada por el portaaviones Almirante Kuznetsov , para los próximos 28 de octubre a 2 de noviembre. Sin embargo, puso como condición que le aclarase el destino y la finalidad de la ruta ante la posibilidad de que participasen en labores de apoyo a acciones bélicas sobre la ciudad siria de Alepo, donde se vive una tragedia humanitaria. En este tiempo se desconoce si se produjeron estas aclaraciones, ya que en Exteriores no quisieron confirmar esta circunstancia. Pese a todo, en el puerto de Ceuta estaba todo preparado para el repostaje del citado portaaviones nuclear, un crucero con propulsión nuclear llamado Piotr Veliki y varias escoltas como fragatas y patrulleros de vigilancia. Antes de que el Gobierno anunciase este miércoles que cancelaba la escala tras la negativa de la Embajada de Rusia en Madrid a comunicar el plan de navegación, según la versión de Exteriores, la Otan ya intervino el martes para mostrar su preocupación porque un aliado diera servicio al ‘enemigo’ ruso.
Pero la cosa no quedó ahí y este miércoles el secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg, manifestó desde Bruselas que España es «consciente de nuestras preocupaciones». Pero la principal crítica llegó desde el Reino Unido. El ministro de Defensa Michael Fallon reprendió ayer a España por autorizar previamente la escala de buques «que podrían acabar bombardeando a civiles». «En la Otan deberíamos estar unidos», dijo.