Diario de León

Un alud sepulta un hotel en Italia con 32 personas dentro

Los terremotos desencadenan la tragedia de la que no se espera que ya haya supervivientes.

Los efectivos que trabajan en la zona creen poco probable encontrar a personas con vida. EFE

Los efectivos que trabajan en la zona creen poco probable encontrar a personas con vida. EFE

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dario menor | roma

La carretera que lleva desde Colledara hasta Farindola está cortada. La nieve lo cubre todo: ha caído durante días de manera extrema y en algunos puntos alcanza los 3,5 metros de altura. Por los pocos caminos que se pueden transitar los coches se mueven a duras penas, encajonados entre dos paredes verticales excavadas por los quitanieves. Los tejados y las fachadas de las casas están semiescondidas por la blanca masa entre la que caminan torpemente los vecinos tratando de abrir sendas a golpe de pala. Sin electricidad desde hace días y con los teléfonos funcionando mal, intentan recuperar una cierta normalidad con el miedo en el cuerpo por los cuatro terremotos que se sucedieron en la zona el miércoles. En medio de un escenario de catástrofe hay quien no renuncia a los gestos cotidianos, como Adriana, una señora de esta localidad de los Apeninos centrales que saca a su perro a pasear en un caminito abierto entre dos paredes de nieve. «No tenemos ni luz ni calefacción y los seísmos los hemos vivido de forma trágica, pero hay que pensar en quienes están peor que nosotros», cuenta.

Los que están ‘peor’ son los 34 turistas y trabajadores que se encontraban en el hotel Rigopiano de esta localidad, arrasado anteanoche por un alud, fruto de la combinación de las copiosas nevadas y los terremotos del miércoles. En este establecimiento de cuatro estrellas, al que acudían familias aficionadas al esquí, podrían haber muerto 32 personas, entre ellas cuatro niños, pues de momento sólo hay dos supervivientes. Más de setenta miembros de los equipos de rescate excavaron durante todo el día de ayer entre la nieve, las rocas y los restos de árboles que sepultaron el hotel, pero sólo pudieron hallar cuatro cadáveres. Tenían pocas esperanzas de encontrar a alguien con vida, ya que la falta de aire y el frío hace que las posibilidades de sobrevivir no vayan más allá de los 15 minutos.

Los socorristas accedieron al lugar horas después del desastre debido a que las carreteras estaban cortadas por la acumulación de nieve y tuvieron que llegar al establecimiento utilizando esquís. Las ambulancias y otros vehículos de rescate se quedaron atascados a varios kilómetros. Ese retraso es objeto de polémica, pues no faltan voces que aseguran que se debió a la falta de efectivos por los recortes presupuestarios de los últimos años. De hecho, la Fiscalía de Pescara ha abierto una investigación por posible homicidio culposo (imprudente).

Los huéspedes del Rigopiano se habían asustado por la gran cantidad de nieve acumulada y querían volver a sus hogares. Lo contó uno de los dos supervivientes, Giampiero Parete, un cocinero y padre de familia de un pueblo de Pescara que disfrutaba allí de unas vacaciones con su mujer y sus dos hijos. Él se salvó porque había salido un momento para recoger un objeto del coche cuando llegó el alud que se tragó a su familia. El otro superviviente era el conserje del hotel, Fabio Salzetta, y escapó de la muerte gracias a que se encontraba en la sala de calderas. Desde el interior de su automóvil y ya en compañía de Fabio, Giampiero dio la voz de alarma y se desesperó al ver las horas que transcurrieron hasta que llegaron los primeros efectivos de socorro. También llamó a todos sus conocidos pidiendo ayuda, entre ellos al propietario del restaurante en el que trabaja, Quintino Marcella.

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