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NUEVOS TIEMPOS EN LA CASA BLANCA

Los "hechos alternativos" del primer mes de Trump

Afirmaciones que no se corresponden con la realidad y desmentidos de informaciones verdaderas retratan a una Administración en plena cruzada contra los medios y sus «noticias falsas»

Público en la toma de posesión de Trump (izquierda) y en la de Obama en el 2009.

Publicado por
JOSEP SAURÍ
León

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"Hechos alternativos". Este monumento al eufemismo erigido por Kellyanne Conway, asesora de Donald Trump, es sin duda uno de los iconos de este largo, larguísimo primer mes de su presidencia. En plena cruzada de la Casa Blanca contra los medios y sus "noticias falsas", no está de más recordar algunos de los rollizos y lustrosos gatos que el presidente o miembros prominentes de su Administración han tratado de disfrazar de liebre en estos intensos treinta días.

EL CULTIVO DEL MIEDO

Nada como alimentar el miedo para crear necesidad de protección y allanar el camino a la restricción de derechos en nombre de la seguridad. Así, el objetivo declarado del fallido veto a la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana no era otro que "proteger" al país. Y fue la propia Conway quien justificaba esa medida recordando que dos iraquís radicalizados en EEUU habían sido "los 'cerebros' de la masacre de Bowling Green". "La mayoría de la gente no lo sabe porque apenas se informó de ello", añadió.

Difícilmente podría haberse informado, porque en Bowling Green (Kentucky) fueron detenidos en el 2011 dos ciudadanos iraquís por conexión con Al Qaeda, pero no habían masacrado a nadie. También el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aludió repetidamente a una "masacre en Atlanta" inexistente. Spicer dijo luego haber tenido un lapsus recurrente y que quería referirse al ataque a un club gay de Orlando (Florida) del pasado junio, en el que murieron 49 personas.

En clave doméstica, más de lo mismo: "La tasa de asesinatos en nuestro país es la más alta en 47 años. ¿Lo sabían? 47 años. Yo lo decía en discursos y la gente se sorprendía, porque los medios no dicen las cosas como son. No les convenía decirlo", dijo el pasado día 8 el presidente Trump. En efecto, no les convenía decirlo, ya que las estadísticas oficiales del FBI sitúan la tasa muy por debajo de las alcanzadas en los años 80 y 90

LA OBSESIÓN POR MAGNIFICAR LA VICTORIA

El triunfo electoral no parece haber saciado la sed de gloria de Trump y su equipo, que aprovechan cualquier ocasión para reafirmar su excepcionalidad, aunque no siempre los datos vengan a darles la razón. De hecho, Conway acuñó el famoso concepto de los "hechos alternativos" tratando de defender la afirmación de Spicer de que Trump había arrastrado "a las mayores multitudes que han presenciado nunca una toma de posesión, tanto en persona como (a través de los medios) en todo el mundo", remachada por un enfático "y punto". En cuanto a la asistencia, las imágenes aéreas del National Mall son elocuentes. Y la audiencia televisiva, de 30,6 millones de personas, quedó lejos de la de Obama en el 2009 (38 millones) o la de Reagan en 1981 (42).

No anduvo mucho más fino el propio presidente, en su incendiaria rueda de prensa del jueves, cuando afirmó que su triunfo en el colegio electoral (la elección indirecta) había sido "el mayor desde Ronald Reagan". Cuando un periodista le hizo ver que en realidad estuvo por debajo de Bush padre, las dos elecciones de Clinton y las dos de Obama, su respuesta fue: "Bueno, no sé, me han dado esa información". Y por el momento, sigue sin aparecer una sola prueba del "fraude electoral masivo" que, a su juicio, explica queHillary Clinton sumara tres millones de votos más que él y que prometió investigar.

¿RUSIA? ¿DÓNDE ESTÄ RUSIA?

No solo al ya dimitido asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, le cuesta hablar de sus vínculos con Rusia. "Lo de Rusia es un engaño. No tengo nada que ver con Rusia, No he hecho una llamada telefónica a Rusia en años. No hablo con gente de Rusia", afirmó Trump este jueves. 'The Washinghton Post' no solo recordaba este viernes su encuentro en campaña con el embajador ruso, sino que desgranaba varios intentos de operaciones inmobiliarias del magnate en Moscú y lo remataba con palabras de su hijo, Donald Trump jr., en el 2008 explicando su voluntad de hacer negocios en ese país pese a las dificultades que entrañaba la legislación rusa. "Vemos mucho dinero que surge de Rusia", afirmaba.