OPERACIÓN CONTRA EL BLANQUEO DE CAPITALES
Golpe al 'palacio sirio', el emblema de Puerto Banús
Rifat el Asad posee los inmuebles más codiciados en el lujoso puerto de Marbella
Mercedes, Hummer, Infinity…Y algunos de ellos blindados. No es el catálogo de un concesionario de lujo, sino los vehículos incautados este lunes, junto a alfombras, tapices y joyas, por la Guardia Civilen la operación por blanqueo de capitales contra Rifaat El Asad en el corazón de Marbella. La Unidad Operativa (UCO) tuvo que recurrir a dos grúas para llevarse algunos de los vehículos deledificio Gray D’Albion, uno de los más emblemáticos de Puerto Banús por su estilo ostentoso, plagado de mármoles y tonos dorados.
Los trabajadores de la zona, que a primera hora de la mañana atribuyeron el despliegue de agentes a un aviso de bomba, rápidamente identificaban a los implicados. “Son los dueños de media Marbella”. Tal vez no tanto, pero sí al menos de la mayor parte de los inmuebles de Puerto Banús, el corazón de la ciudad del lujo. Su cuartel general, el Gray D’Albion, está justo en laesquina de entrada al puerto, y se prolonga hasta la misma línea de playa. Allí, en algunos de los enormes apartamentos con ventanas de marcos dorados, pérgolas y piscinas en la terraza, residen los hijos del conocido como “carnicero de Hama” en su país, aunque en Marbella se distingue por un apodo más amable: “el amo de Banús”.
El resto de apartamentos pertenecen sobre todo a árabes enamorados de la zona, en su mayoría sirios por lo que el edificio es conocido en la zona como 'el palacio sirio' por sus ansias de grandeza. También hay algunos apartamentos turísticos, cuyos huéspedes al llegar se han visto sorprendidos por un enorme dispositivo policial, que a modo de comité de bienvenida, les ha estado pidiendo las identificaciones.
DESEMBARCO CON LA 'JET'
La familia de Rifaat El Asad se asentó en Marbella en su huida de Siria después de recalar en Francia. Tras protagonizar uno de los episodios más sangrientos en la historia del país árabe, de ahí su apelativo de carnicero, ascendió a vicepresidente durante la presidencia de su hermano Hafez El Asad, padre del actual presidente. Pero sus ansias de poder apuntaban más alto y conspiró para derrocar a Hafez durante una convalecencia de éste. La madre tuvo que mediar para apaciguar el conflicto y Rifaat se exilió. Desembarcó en la Costa del Sol de la jet set, y su tren de vida desmontaba su versión de que llegó sin un euro en el bolsillo.
Sin embargo, Rifaat ha mantenido siempre un perfil social bajo, sin participar en la ajetreada agenda de eventos de la ciudad. Al igual que su hijo Alí, a quien muchos sitúan como la cara visible del emporio familiar, prefirió dedicarse a los negocios, aunque de vez en cuando le gustaba observar, siempre desde una discreta esquina, cómo los hijos de los magnates disfrutaban gastando el dinero de papá en fiestas con champán y mujeres con escuetos biquinis. Siempre escoltado por un grupo de leales, ex militares sirios. De hecho, muchos en la zona comentan que la vivienda tenía unas medidas de seguridad propias de jefes de estado. Poco a poco, en los años dorados de Marbella –y coincidiendo con la época más convulsa del urbanismo local-, el tío del actual presidente se encargó de amasar una gran fortuna.
EL PARKING MÁS CARO
Entre los datos más llamativos dados a conocer este lunes llamaban la atención los 33 millones de metros cuadrados, una cuarta parte de la localidad, que posee en el cercano Benahavis, el municipio donde se asientan las grandes fortunas. Las de verdad, no las que no aparecen en las revistas. Todo concentrado en una sola finca, conocida como ‘La Máquina’ y ubicada justo al lado de la urbanización más lujosa de Europa. Ya en Marbella, solo en Banús es el dueño de la esquina más preciada, las tres manzanas de la entrada al puerto. Allí se ubican oficinas, hoteles de cuatro estrellas, apartamentos, grandes marcas de moda, joyerías de lujo y el parking más caro de España, a cinco euros la hora. Dentro del puerto también posee numerosos inmuebles, como la cafetería Da Paolo, a escasos centímetros del muelle y los lujosos barcos y donde los 4,5 euros que cuesta un café realizan la selección natural de la clientela. De nuevo, una de las esquinas más codicias del carísimo recinto portuario, el lugar donde ver y ser visto en un sitio donde los alquileres no bajan de los 20.000 euros mensuales por el local más pequeño.
La entrada de todos estos edificios permanecía este lunes bajo custodia policial entre idas y venidas de los agentes cargados de documentos que aclaren la procedencia del dinero invertido en ellos. Y siempre, supervisando toda la operación, discretos sirios que trataban de hacerse pasar por curiosos e informaban por teléfono de todos los movimientos de los agentes.