Trump aboga en Seúl por mantener una postura firme ante Pyongyang
El presidente de Estados Unidos apuesta por «buscar la paz a través de la fuerza».
Andrés Sánchez | Seúl
El presidente de EE UU, Donald Trump, instó ayer a Corea del Norte a no subestimar a su país y abogó por su política de buscar «la paz a través de la fuerza» en un discurso pronunciado en Seúl en el que cargó con dureza contra Pyongyang.
«Hablo en nombre no solo de nuestros países, sino de todas las naciones civilizadas cuando le digo al Norte: no nos subestiméis y no nos pongáis a prueba», afirmó Trump durante la alocución que ha ofrecido ante la Asamblea Nacional (Parlamento) en Seúl en el marco de su gira por Asia.
En un discurso especialmente duro, en el que cargó contra las condiciones de vida de los norcoreanos o la tiranía del régimen de Kim Jong-un, Trump volvió a defender el gran despliegue militar de su país en la región y aseveró que quiere «la paz a través de la fuerza».
«EE UU nunca ha buscado el conflicto o la confrontación, pero no huiremos de ello», aseguró, tras enumerar los activos estratégicos del Pentágono en torno a la península coreana —entre ellos un submarino y tres portaaviones de propulsión nuclear— en respuesta a las insistentes pruebas de armas de Pyongyang.
Estos ensayos nucleares y de misiles, unidos a la dura retórica de Trump —que no ha dejado de exhibir durante su actual gira por Asia— han incrementado en el último año la tensión regional a niveles inéditos desde la Guerra de Corea (1950-1953).
El presidente estadounidense denunció ayer que Pyongyang ha desarrollado su programa nuclear «desafiando toda garantía, acuerdo y compromiso que ha hecho con los Estados Unidos y sus aliados» y le advirtió duramente contra la realización de más ensayos con armas de destrucción masiva.
Zona desmilitarizada
«La historia está llena de regímenes malogrados que tontamente han puesto a prueba la determinación de América», clamó. Trump quiso insistir en este mensaje de fuerza desde el arranque de la jornada, pero las condiciones meteorológicas le impidieron realizar una visita sorpresa a la militarizada frontera con Corea del Norte, a la que inicialmente el presidente de EE UU había descartado acudir.
Allí iba a reunirse con su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, en la que habría supuesto la primera ocasión en la que los presidentes de EE UU y Corea del Sur visitaban juntos la zona desmilitarizada (DMZ).