CRISIS EN EL PAÍS CARIBEÑO
Pacientes venezolanos se manifiestan para no morir por la falta de medicamentos
La escasez ha agravado la situación de los enfermos de cáncer, sida, hemofilia y los transplantados. El Gobierno atribuye la crisis al bloqueo económico y dice que tiene dinero para comprar los suministros
A César Martínez le detectaron párkinson hace 20 años y convivió con la enfermedad sin renunciar a aspectos esenciales de su vida. El colapso económico venezolano le dibujó sin embargo otro horizonte de limitaciones. “Es lo peor que me ha pasado, que se acabó el medicamento. He retrocedido todo lo que he avanzado. Con el medicamento podía trabajar, hacía lo posible”. El Madopar ahora casi no se consigue. Su esposa, Yolanda González, lo busca en el mercado negro, donde cuesta una fortuna. Cuando consigue una caja, pica en cuatro cada pastilla e ingiere entonces solo el 25% de la dosis estipulada.
Martínez le aseguró al portal Contrapunto que le quedan píldoras para dos semanas. Y por eso se sumó en su silla de ruedas a la manifestación que llegó este último jueves a la plaza Alfredo Sadel, al este de Caracas. Enfermos de cáncer, sida, hemofilia, lupus y trasplantados reclamaron a las autoridades que no los abandonen. La Concentración por la Vida le añadió otro color sombrío a una crisis económica y social que el Gobierno atribuye exclusivamente a la conjura interna y externa. La Federación Médica Venezolana sostiene que la escasez de medicinas y productos sanitarios alcanza al 97% en los hospitales públicos.
Muy cerca de Martínez, Miflred Varela, de 46 años, hacía saber de sus urgencias. Con sus manos alzaba un cartel. “No quiero morir”. Ella tiene un cáncer de mama. “Necesito los medicamentos para que la enfermedad no regrese. [El tratamiento] es mensual y el año pasado solo me dieron tres”. Su historia es muy parecida a la de otras. Por eso, Varela creó una fundación junto varias mujeres que enfrentan las mismas carencias.
Cada manifestante tenía una verdad atragantada. Lorean Escalona está a punto de cumplir tres años con un trasplante de riñón y que desde hace seis meses que no recibe su tratamiento completo. Eso le provocó el mes pasado un principio de rechazo del órgano. “La medicina se encuentra en la farmacia, es muy costosa, 1.600.000 bolívares”. Esos 64 dólares, según marca el mercado cambiario, son inalcanzables para muchísimos venezolanos. La angustia de Escalona es compartida por su donante, quién caminó a su lado en la tarde caraqueña. “Hizo un sacrificio muy grande para regalarme una parte de su vida que fue su órgano, para estar bien, y no lo quiero perder por una indolencia”.
Yelitza Martínez viajó desde Valencia, pero en nombre de su hijo Rodrigo, de 15 años, trasplantado hace un lustro y en los últimos meses bajo el azote de la escasez. Lleva tres meses sin Certican y dos sin Myfortic. Solo recibió en enero el Prograf. El hijo de 13 años de Vicky Fernández debe ser sometido regularmente a hemodiálisis. Sin embargo, el hospital de Niños José Manuel de Los Ríos no se lo puede suministrar con certeza: hay cinco máquinas activas para 19 pacientes en las mismas condiciones.
Ezra Márquez, de 44 años, falleció días atrás en el estado Zulia y se convirtió en la tercera paciente renal que pierde la vida en menos de 48 horas debido a la interrupción de la diálisis. José Manuel Olivares, presidente de la Comisión de Desarrollo Social de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, y a la vez médico oncólogo, ha asegurado que 32 de los 129 centros de hemodiálisis de todo el país dejaron de prestar el servicio en 13 estados.
Canal humanitario
Las organizaciones que representan a los pacientes de diferentes patologías crónicas coinciden en que debe abrirse un canal humanitario para comenzar a abordar el drama bajo el liderazgo de la sociedad civil. “Es algo que debe ser urgente. Cada día se nos mueren más pacientes sin tratamiento, por falta de comida. Ellos necesitan comer de seis a ocho veces al día, y no logran a veces ni comer una o dos veces”, dijo Aleska González, presidenta de la Asociación Venezolana de Huntington (Avehun).
La discusión sobre la apertura de un canal humanitario estuvo sobre la mesa de negociaciones entre el Gobierno y la oposición para alcanzar un acuerdo político que impida una caída al abismo de Venezuela. El diálogo ha quedado otra vez en el limbo. “Exigimos que nos dejen comprar lo que necesitamos. Tenemos la plata para comprarlo. Estamos bloqueados y ellos (por la oposición) van a pedir ayuda humanitaria”, se quejó Diosdado Cabello, uno de los hombres fuertes del chavismo. “A Venezuela no la va a intervenir nadie porque estamos trabajando por la seguridad social”, aseguró Nicolás Maduro.
En la plaza, Alfredo Sadel, un joven había dejado de prestarle atención a las explicaciones del Gobierno. Se había disfrazado esqueleto, como si, de esa manera, pudiera conjurar su miedo y el de los demás.