Las empresas españolas temen el efecto de las restricciones
Las relaciones comerciales entre España e Irán eran bastante modestas hasta el pacto con la comunidad internacional tras la llegada al poder de Hasan Rohani en 2013, momento en el que se produjo un importante repunte. En el país operan alrededor de 1.400 empresas españolas, y 450 son exportadoras habituales. Ahora, tras conocer las sanciones que Estados Unidos prepara contra Irán «para cambiar su comportamiento» y forzarles a negociar un nuevo pacto nuclear «más amplio», se encuentran temerosas ante los posibles efectos que puedan acarrear.
Su objetivo es aislar económicamente al Ejecutivo iraní, forzando a compañías extranjeras a cerrar sus negocios en el país persa, aunque al mismo tiempo amenaza con profundizar la brecha entre EE UU y la Unión Europea porque estas sanciones afectarán a muchas empresas europeas. De hecho, Trump ya ha avisado de que las entidades que no cancelen sus actividades con Irán «corren el riesgo de sufrir graves consecuencias».
Ante este comportamiento, la UE hizo ayer efectiva una serie de medidas para limitar el impacto de estas sanciones en las empresas europeas, abriéndoles la puerta a reclamar compensaciones por daños y perjuicios y proteger a los europeos que hagan negocios allí. Así, Bruselas ha actualizado su legislación para tranquilizar a los inversores.