DESHIELO EN LA PENÍNSULA ASIÁTICA
El tren entre las dos Coreas deberá esperar
EEUU bloquea el proyecto y exige a Pionyang pasos firmes hacia la desnuclearización
El tren coreano transfronterizo tendrá que esperar. Estados Unidos ha arruinado el proyecto que habían acordado Seúl y Pionyang en el marco del proceso de pacificación de la península. El comandante de las Fuerzas Armadas en Corea, Vincent Brooks, alegó vicios formales en el procedimiento en un episodio que subraya las opuestas hojas de ruta que manejan Corea del Sur y Estados Unidos en la desnuclearización de Pionyang.
La línea debía unir Seúl con Sinoiju, localidad norcoreana y cercana a la frontera china. Esta semana estaban planeados los estudios de viabilidad, que incluían un convoy de seis vagones que partiría de la capital surcoreana hacia la frontera para inspeccionar los raíles e instalaciones norcoreanos.
Brooks, también al cargo de supervisar el armisticio, sostiene que faltaban documentos en la petición de Seúl para cruzar la frontera y que el movimiento podría constituir una violación en las sanciones de la ONU. Las alegaciones de los vicios de forma son difíciles de creer cuando interviene un gobierno tan encallecido y meticuloso como el surcoreano. El ministerio tiene mucha experiencia en asuntos transfronterizos, incluyendo las recientes reuniones de familiares separados por la guerra en el monte Kumgang y los partidos de fútbol de juveniles en Pionyang. Es improbable que cometa el error de olvidarse los documentos, ha abundado una fuente oficial surcoreana sin identificar a la prensa japonesa. Chun Hae-sung, alto funcionario del Ministerio de Reunificación, se reunió a última hora con Brooks para intentar torcer su voluntad. Estados Unidos ya había bloqueado este mes la apertura de una oficina surcoreana en el complejo industrial de Kaesong.
HISTÓRICA CUMBRE INTERCOREANA
El proyecto ferroviario había sido discutido en la histórica cumbre presidencial intercoreana de Panmunjon. Moon Jae-in, presidente surcoreano e incansable defensor de la paz, la había incluido en su plan de colaboración económica con la que pretende amansar al díscolo vecino del norte. Pionyang, necesitada de divisas internacionales, ha apremiado a Seúl para reabrir complejos conjuntos como Kaesong. Moon lidia con ese difícil equilibrio de avanzar en la pacificación sin violar las resoluciones de la ONU ni boicotear la estrategia de presión estadounidense.
Washington defiende que cualquier levantamiento de sanciones sea posterior a gestos norcoreanos más firmes hacia su desnuclearización. El proceso pasa por una etapa árida después de las triunfalistas declaraciones de Trump en la reciente cumbre con Kim Jong Un en Singapur. Algunas informaciones revelan que Pionyang estaría construyendo misiles de largo alcance y produciendo material para bombas. Corea del Norte, por su parte, defiende que ha encadenado muchos gestos de buena voluntad sin recibir ningún premio.
Trump canceló esta semana el previsto viaje a Pionyang de su secretario de estado, Mike Pompeo, porque el clima anticipaba otro fracaso. En la visita previa, Kim Jong-un no dio audiencia a Pompeo y su prensa oficial criticó después sus formas gangsteriles por llegar con muchas exigencias y ninguna contrapartida. Trump ha aclarado, sin embargo, que tendrá toda la paciencia del mundo para esperar a que Corea del Norte cumpla sus promesas.
Estados Unidos ha culpado de las turbulencias con Corea del Norte a China, con la que libra una fragorosa guerra comercial. Pekín, señaló Trump en twitter esta semana, estaría presionando a Pionyang como venganza a los aranceles estadounidenses. Pekín calificó de absurda esa lógica con la que Estados Unidos distorsiona la realidad.