A LOS 99 AÑOS
Muere el hombre que frustró el plan nuclear nazi
Joachim Roenneberg lideró una audaz maniobra para desbaratar las ambiciones atómicas de Hitler
Noruega ha anuciado la muerte a los 99 años de Joachim Roenneberg, un hombre clave para evitar que Adolf Hitler pudiera utilizar un arma nuclear con la que imponer su hegemonía en Europa. Roenneberg fue el líder de una estrategia que en 1943 logró hacer explotar una planta que producía agua pesada, o D2O, una sustancia rica en hidrógeno que fue clave para el desarrollo posterior de las bombas atómicas.
Pese a tener solo 23 años en aquel momento, fue el elegido Seleccionado por el servicio británico de Operaciones Especiales para dirigir la conicida como operación Pistola, que penetró y destruyó partes clave de la muy protegida planta Norsk Hydro.
Según atestiguan libros y documentales, así como películas y series de televisión, el ataque tuvo lugar sin la necesidad de realizar ni un solo disparo. Y eso que las previsiones no eran nada halagüeñas. Una operación anterior ni siquiera logró acceder al sitio y se saldó con docenas de atacantes capturados y asesinados. Miembros de la operación describieron su propio asalto como una misión "casi suicida".
El equipo se posó en una meseta cubierta de nieve en paracaídas y contó con el apoyo de un puñado de soldados que se les sumó antes de desplazarse esquiando hasta su destino. Una vez allí, penetraron en la planta a pie y volaron la línea de producción de agua pesada. En plena persecución, el grupo huyó cientos de kilómetros a través de las montañas, con Roenneberg esquiando a la vecina Suecia, un país neutral en la guerra.
EL DAÑO DEL TOTALITARISMO
Si bien los historiadores dudan de que la Alemania de Hitler hubiera sido capaz de producir un arma nuclear a tiempo para evitar la derrota, también reconocen que los riesgos eran mucho más difíciles de cuantificar en 1943.
Nacido en 1919 en la ciudad de Aalesund, Roenneberg huyó a Gran Bretaña después de la invasión alemana de Noruega en 1940, recibiendo entrenamiento militar antes de regresar a su país para varias misiones durante la guerra. Después de la liberación de 1945 se convirtió en un reportero de radio, pero rara vez habló de sus logros en tiempos de guerra.
Más adelante en su vida, pronunció discursos y conferencias hasta bien entrados los 90, advirtiendo contra la fuerza destructiva de los movimientos totalitaristas. Tras hacerse público el deceso, la primera ministra de Noruega, Erna Solberg, ha elogiado la figura de Roenneberg por su extraordinaria labor, tanto durante como después de la guerra.