Onix Lorenzoni
El futuro jefe de gabinete de Jair Bolsonaro es acusado de corrupción
Los sobornos salpican de cerca al presidente electo de Brasil, en un escándalo que rompe con toda la imagen que manejó en su campaña presidencial
Onix Lorenzoni, el futuro jefe de gabinete del presidente electo Jair Bolsonaro, está bajo sospecha de corrupción y es investigado por el Supremo Tribunal Federal en el marco de la causa Lava Jato. El episodio emergió cuando restan 21 días para la toma de posición del presidente, que mantuvo reuniones para concluir la composición de su gabinete.
La Procuraduría General de la República sospecha que Lorenzoni recibió dinero ilegal de la multinacional brasileña JBS, que es la mayor productora de carne bovina del mundo. El juez Edson Fachin, instructor de la causa Lava Jato en el Supremo Tribunal, hizo lugar a los argumentos de la procuradora Raquel Dodge y ordenó iniciar una investigación sobre el diputado Lorenzoni y otros nueve congresistas.
Clave en el equipo de Bolsonaro
Todos los legisladores al parecer incurrieron en el delito conocido como "caja dos", consistente en recibir dinero para financiar campañas electorales de manera ilegal. Lorenzoni es un hombre vital para Bolsonaro, ya que está al frente del equipo de transición del gobierno entrante y es el enlace con el equipo del presidente Michel Temer.
Jair Bolsonaro arribó a Brasilia donde se reunió con su equipo de colaboradores para definir la nómina de su gabinete. El ex capitán del Ejército electo en los comicios de octubre prometió reducir el número de funcionarios, para lo cual anunció que el gabinete iba a pasar de los 29 ministerios de la actualidad a quince.
Pero no pudo cumplir tal compromiso ya que el próximo gobierno contará por lo menos con 22 ministros, según anunció el propio Lorenzoni. La decisión del Supremo de iniciar averiguaciones sobre Lorenzoni mancha al hombre que a partir del primero de enero será el jefe de la Casa Civil, que es el cargo principal del área política.
Dinero sucio
El propio Lorenzoni, del conservador Partido Demócratas (DEM), había reconocido hace dos años que cobró dinero sucio de JBS hace ocho años, pero ahora la Procuraduría sostiene que también obtuvo recursos ilegales en 2014.
La procuradora Dodge basó su imputación en las delaciones premiadas (reconocimientos de culpa) de exejecutivos de la empresa envuelta en un escándalo que también puso contra las cuerdas al presidente Michel Temer. Las confesiones de los ejecutivos de JBS, así como de sus dueños, los hermanos Batista, sobre los pagos a Temer, pusieron en jaque al gobierno en mayo de 2017.
Las evidencias contra el mandatario eran consistentes y finalmente el Supremo aceptó la denuncia por corrupción, lavado de dinero y asociación ilícita. El caso se congeló porque Temer goza de foro privilegiado el que perderá a partir del primero de enero cuando podría reactivarse en los estrados el affaire JBS.
Ahora con Lorenzoni las sospechas afectan al equipo de Bolsonaro, que hizo de la denuncia contra la corrupción una de sus banderas más agitadas durante la campaña electoral que derivó en su victoria. Con ese mismo discurso intransigente contra el delito, Bolsonaro designó al juez Sergio Moro, mentor del caso Lava Jato, como su "súper ministro" de Justicia. El famoso Moro fue indagado por la prensa sobre Onix Lorenzoni, ante lo cual respondió que tiene total "confianza personal" en su compañero de gabinete.