EL FUTURO DE EUROPA
May sobrevive a la batalla contra los 'tories' más euroescépticos
La 'premier' supera por poco una mocion de los conservadores que querían desbancarla. Para recabar apoyos in extremis, la dirigente prometió que no se presentaria a la reelección
Theresa May sigue en el cargo. La primera ministra británica ha superado la moción de confianza que había presentado contra ella un grupo de diputados euroescépticos conservadores descontentos con su plan para el brexit. Pero el resultado, 200 votos a favor de la líder, frente a 117 en contra, anunciado a las nueve en punto de la noche en Londres, por el presidente del Comité 1922, Graham Brady, mostró el peso considerable que siguen teniendo los euroescépticos radicales e incluso el descontento con May de otros miembros más moderados del Partido Conservador.
Tras conocerse el resultado May ha comparecido brevemente ante la puerta de Downing Street y ha asegurado haber, "escuchado a los colegas" que han votado en su contra. Una hora antes del inicio de la votación la primera ministra se había reunido a puerta cerrada con los diputados tory. En su mensaje les hizo una concesión importante: promegterles que, si superaba la moción, no sería la candidata en las próximas elecciones generales, previstas para el 2022, al tiempo que se mostró dispuesta a cumplir la legislatura.
Pero cuando le preguntaron que pasaría en el caso de unas posibles elecciones anticipadas, el año próximo, por ejemplo, May rehuyó la respuesta. La posibilidad no se puede descartar. May no cuenta con apoyos suficientes en la Cámara de los Comunes para sacar adelante su acuerdo sobre el brexit. La votación se ha aplazado a enero, pero si no consigue superarla volverá a cuestionarse el cambio de gobierno para desbloquear la situación.
DESAFIANTE
La victoria implica, según los estatutos del Partido Conservador, que no puede presentarse otra moción contra May en el plazo de un año. El resultado deja a los brexiteers vapuleados, pero no marginalizados como la primera ministra hubiera deseado. La de este miércoles ha sido otra jornada calamitosa y tensa en Westminster. La anoche anterior, el presidente del Comité 1922 había anunciado telefónicamente a May que tenía en su poder las 48 firmas necesarias para la moción de no confianza. Apenas clareaba cuando la primera ministra compareció ante el país para, desafiante una vez más, recoger el guante y aceptar el reto de los rebeldes euroescépticos. "Voy a defenderme con todas mis fuerzas", prometió.
May advirtió de que, "un cambio de líder en el Partido Conservador ahora, pondría en peligro el futuro" del país y "crearía incertidumbre", algo que, dijo, no se podía permitir dadas las circunstancias. La dirigente sostuvo que el nuevo líder tampoco "tendría tiempo de renegociar la retirada del acuerdo y tramitar la legislación para el 29 de marzo", lo que puede "retrasar o incluso detener el brexit". El ministro de Justicia, David Gauke, advirtió de que si May perdía la votación sería inevitable retrasar el brexit y prorrogar el artículo 50 del Tratado de Lisboa.
GARANTÍAS LEGALES Y POLÍTICAS
El aplazamiento el martes del voto del acuerdo de salida en la Cámara de los Comunes, decidido unilateralmente por May para evitar una gran derrota, fue la gota que colmó el vaso. Estaba claro que el Gobierno no era capaz de dirigir una negociación del brexit aceptable para el Parlamento. Unionistas y euroescépticos comprendieron que la salvaguarda en Irlanda del Norte será inamovible. Pedir a los miembros de la Unión Europa, "aclaraciones y clarificaciones", como había señalado May, no solucionaba el obstáculo y era además un súplica humillante a los Veintisiete. Todo ello terminó por convencer a los radicales de que la única forma de lograr un nuevo acuerdo era tener un nuevo líder.
La primera ministra viaja este jueves a Bruselas para asistir a la cumbre de los líderes europeos, y pedir "garantías legales y políticas", según afirmó tras la votación. May suspendió el miércoles un viaje a Dublín donde debía entrevistarse con el primer ministro irlandés, Leo Varadkar.
Los últimos sucesos en el Parlamento aumentaron la gran inquietud de los medios financieros. "No exageramos al decir que vemos con enorme consternación los acontecimientos en Westminster. Nuestras firmas están preocupadas, los inversores alrededor del mundo están desconcertados y frustrados y los mercados están mostrado serias tensiones mientras esta política saga, sigue y sigue", señaló Adam Marshall, director general de la Cámara de Comercio Británica. "Los empresarios necesitan a políticos, independientemente de su partido o de sus puntos de vista, que entiendan que sus juegos de alto riesgo tienen enormes consecuencias en el mundo real", añadió Marshall.