GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO
Siria, capital Moscú
Tras la intervención militar del Kremlin, el régimen de Asad se ha transformado en una suerte de protectorado del país eslavo. En las aldeas sirias proliferan los retratos de Putin, se enseña el ruso en las escuelas y se celebran las festividades rusas
Humillado en su propio país. Así interpretaron la mayoría de los medios de comunicación la escena que registraron las cámaras de televisión hace ya un año durante la primera y única visita de Vladímir Putin a Siria.
El presidente sirio, Bashar el Asad seguía los pasos del líder del Kremlin cuando ambos visitaban el interior de la base aérea de Khmeimim, cerca de la ciudad de Latakia. Y en el momento en que se disponía a caminar a su lado, la mano de un oficial ruso agarró al jefe del Estado sirio por detrás con cierta brusquedad y le indicó que no podía posicionarse junto a quien en teoría era su huésped. Asad, sumiso, hizo un ademán de haber comprendido la situación, y acto seguido, desistió en su intento.
Hace más de tres años que Moscú dio inicio a su operación militar en el país árabe en rescate de su aliado, el régimen de Damasco. En todo este periodo, no solo han rotado más de 63.000 soldados rusos en suelo sirio y la aviación del Kremlin ha llevado a cabo 39.000 vuelos en el país árabe. La influencia de Moscú se ha hecho sentir sobremanera en todo el territorio bajo control gubernamental, hasta el punto de que muchos consideran que se ha convertido en una suerte de protectorado ruso.
RETRATOS DEL PRESIDENTE RUSO
En las aldeas cristianas del noroeste del país, los retratos del presidente ruso rivalizan con los del propio Asad en los hogares y en las sedes oficiales, según Alaa, un joven sirio de esta comunidad refugiado en Alemania. En las escuelas sirias se enseña el ruso como segundo idioma, en una "muestra de gratitud al pueblo ruso de parte de los sirios por su apoyo", según declaró el embajador sirio en Moscú, Riad Haddad.
La famila Asad ha unido su destino al Kremlin y, más concretamente, al presidente Putin. Y la prueba de ello fueron las vacaciones veraniegas que pasaron el pasado año Hafez, Karim y Zein Asad, los hijos adolescentes del presidente sirio, en Artek, un afamado campamento juvenil en Crimea de la época soviética, remozado y remodelado tras la anexión de la península por Rusia en el 2014. Todo ello ha llevado a algunos medios de comunicación a definir a "Assadland" (en castellano, el país de Assad') ya sin cortapisas, como "un protectorado ruso".