Los laboristas dejan sin salida la negociación del ‘brexit’ de May
Corbyn quiere incluir planes para forjar una unión aduanera con el resto de países de la UE.
guillermo ximenis | londres
La negociación para diseñar un acuerdo del «brexit» que cuente con el respaldo de la oposición laborista en el Reino Unido ha quedado estancada, entre reproches a la primera ministra, la conservadora Theresa May, por no aceptar cambios en su plan.
El Gobierno insiste en que afronta el diálogo sin líneas rojas y con la «mente abierta», pero los laboristas aseguran que May no está dispuesta a ofrecer un «compromiso real» y han avanzado que no hay programadas nuevas reuniones por ahora.
El ministro de Economía, Philip Hammond, ha detallado que esperan intercambiar «algún texto más» con los laboristas este fin de semana, por lo que considera que la negociación, que se inició el miércoles, continúa en marcha.
A su llegada al consejo informal de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) en Bucarest, Hammond se mostró optimista respecto a la posibilidad de llegar a un consenso con la oposición que facilite la ratificación del acuerdo del «brexit» (salida británica del bloque comunitario) en el Parlamento.
La portavoz laborista de Interior, Diane Abbott, enfrió sin embargo esas perspectivas al asegurar que el Ejecutivo no parece dispuesto a modificar la declaración política que acompaña al tratado de salida de la UE. La principal demanda del partido que lidera Jeremy Corbyn es incluir en ese documento, que delinea la futura relación bilateral entre Londres y Bruselas, planes para forjar una unión aduanera con el resto de países comunitarios tras el «brexit».
Esa solución permitiría suavizar la necesidad de controles fronterizos en Irlanda del Norte, aunque limitaría al mismo tiempo la capacidad del Reino Unido para negociar acuerdos comerciales con terceros países.
El sector euroescéptico del Partido Conservador ve en una unión aduanera problemas similares a los que considera que provocaría la controvertida salvaguarda para evitar una frontera entre las dos Irlandas. Las dos posibilidades, argumentan, dejarían al Reino Unido integrado en las estructuras comunitarias y pondrían trabas a su autonomía comercial. Mientras las negociaciones con los laboristas se mantienen atascadas, a May se le acaba el tiempo para cerrar un «plan B» que justifique la nueva prórroga.