Turquía desafía a EE UU y a la OTAN con la adquisición de misiles rusos
Rafael M. Mañueco | MOSCÚ
El primer suministro de lanzaderas de misiles antiaéreos rusos S-400 llegó ayer a Turquía en el marco del contrato firmado por ambos países en abril de 2017. Esta transacción ha sido duramente criticada por Estados Unidos y la Otan al considerar que un miembro de la Alianza no debe depender de Moscú desde el punto de vista armamentístico, temiendo además que la tecnología que emplean las baterías del material incorporado pueda utilizarse para captar información sensible. Por eso, Washington ha advertido a Ankara que podría quedarse sin los cazas F-35 que planeaba adquirir, cuya entrega lleva suspendida desde abril, si no renuncia a las armas rusas. Trump y Erdogan se reunieron en mayo en la capital norteamericana y conversaron después durante la cumbre del G-20 de finales de junio, pero no acercaron posturas. Las relaciones se mantienen tensas desde que EE UU se negó a extraditar al clérigo Fetulá Gulen, acusado de estar detrás del golpe de Estado contra Erdogán de 2016. Hoy por hoy, Moscú y Ankara también cooperan en importantes proyectos de energía como la construcción con tecnología rusa de la primera central atómica en suelo otomano y la construcción de un gaseoducto bajo el Mar Negro hacia Grecia.