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Miles de refugiados deambulan de un lado a otro por la frontera griegoturca

El movimiento migratorio es reprimido por la policía griega con gases lacrimógenos

Los inmigrantes se agolpan en la frontera entre Turquía y Grecia.

Publicado por
León

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Entre Edirne y Enez, el río Evros recorre 120 kilómetros de sotobosques, lagunas y marismas, que forman la frontera natural entre Grecia y Turquía, por la que deambulaban ayer miles de refugiados y migrantes, en la esperanza de acceder por alguna parte a territorio de la UE.

El más reciente movimiento migratorio empezó el viernes en el paso fronterizo de Pazarkule, en la propia Edirne, donde aún acampan miles de sirios, iraquíes, afganos y paquistaníes ante la valla fronteriza, pese a las reiteradas cargas de la policía griega, que interviene con gas lacrimógeno.

Pero otros miles se han dispersado por numerosos municipios fronterizos del sur con la esperanza, siempre frustrada, de encontrar una zona menos vigilada por donde pasar a Grecia sin ser detectados.

La propia policía turca alimenta estas ilusiones, a tenor de decenas de testimonios recogidos, y coches policiales muchas veces acompañan los autobuses de empresas privadas aparentemente alquilados al efecto.

Incluso quienes ya se han hartado de pasar días y noches a la intemperie, sin apenas comida y con bajas temperaturas de invierno, se ven conminados a hacer nuevos intentos en algún punto del río Evros en lugar de volver a las ciudades turcas donde se han construido una modesta existencia en los últimos años.

«No nos dejan regresar. Vienen con autobuses privados y nos llevan desde este paso a otro. Y desde allí a otro. Y luego nos traen de vuelta. Juegan con nosotros, nada más», asegura Nasser Abu Sami, un refugiado sirio que lleva dos días con su familia en Edirne.

«Controlan los coches que van de Edirne a Estambul y si alguien lleva a refugiados lo multan», asegura Mohamed, otro sirio que describe la situación como «una trampa» y «un juego político».

Casi cien kilómetros más al sur, el pueblo de Yenikarpuzlu bulle de centenares de refugiados y migrantes, muchos de ellos afganos, otros sirios e iraquíes.

Pero por las redes sociales en árabe continúa circulando el bulo que inició el movimiento migratorio el viernes de madrugada y que prometía una «frontera abierta», interpretando así el aviso del Gobierno turco de que ya no haría nada por retener a los refugiados.